martes, 28 de julio de 2015

Salarios y productividad




Según las últimas noticias, “la productividad laboral anual media subió más del doble que los salarios del sector servicios, un 2% entre 2008 y 2014.” Para aquellas personas que hablaban de ligar salarios a productividad ahora sería un buen momento para reabrir el debate.

El crecimiento del Producto Interior Bruto español no tiene por qué tener mucha relación no sólo con la creación de empleo, sino con la generación de puestos de trabajo de calidad. Nuestro país  ha vivido una devaluación salarial, y eso nos hace ver situaciones en las que el empleo, en diversas ocasiones, no es sinónimo se inserción social.

Seguimos leyendo: “España sería el segundo país que experimentaría un mayor aumento del PIB, del 3,6%, si se aplicara de forma ambiciosa la directiva de servicios europea, por detrás de Chipe, cuyo PIB subiría un 4,2% y por delante de Luxemburgo, que subiría un 3%, muy por delante en todo caso de la media del 2,5%”. La buena noticia sobre el crecimiento económico debería de traducirse en un incremento de los salarios, con la idea de poder repartir mejor la riqueza y asegurarnos de que el crecimiento del consumo seguirá siendo paulatino y llevadero.

A priori, no me parece mal ligar salarios a productividad, siempre que se haga tanto en las vacas flacas como en las gordas. No es lógico apretarse  el cinturón cuando hay crisis y no pillar nada cuando la cosa mejora. Si bien es cierto que el dinero no lo es todo de cara a motivar a un empleado, tener un salario mísero tampoco ayuda a involucrarse en la política de la empresa con toda la energía posible.
A pesar de las buenas estadísticas macroeconómicas, me parece que todavía queda por extenderse de forma generalizada la mejora económica a la sociedad en su conjunto. Por otro lado, no hay que soslayar el hecho de que la productividad suba precisamente en el sector servicios, puesto que, según los datos, es el  “mayor sector en las economías de la eurozona. En 2014, generaron el 51% del Producto Interior Bruto de la eurozona y el 45% del empleo”. O sea, que no deja de ser, sin lugar a dudas, el sector más importante de nuestras economías.

No quiero terminar este artículo sin traer a colación uninforme de la OIT sobre la creciente brecha entre salarios y productividad enlas economías desarrolladas. Es interesante, porque este fenómeno se está convirtiendo en una norma global. La tecnología nos permite ser cada vez más productivos, aunque no cobremos más:

Trends in growth in average wages and labour productivity in developed economies (index), 1999–2013                   


                               
             
Fuente: OIT
Se trata de una auténtica brecha, que, si unimos a la desigualdad, nos plantea un panorama social  bastante fracturado.

El debate sigue abierto y me gustaría conocer vuestra opinión. ¿Deben ligarse los sueldos a la productividad? ¿Cómo calculamos dicha productividad para ser lo más objetivos y justos posibles? ¿Son las bonificaciones económicas lo más importante de un puesto o podemos barajar otras opciones?
  

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