“Una carrera con salida de las miserias de la vida”, cantaba
en su día el clásico grupo de punk- rock
LPR. Se trata de la eterna reflexión que todo universitario se plantea
alguna vez antes de iniciar sus estudios: “si me formo en lo que me gusta, ¿servirá
para encontrar trabajo?” Qué difícil es evaluar
qué “títulos” serán los más demandados, sobre todo debido a la velocidad con la que se transforma el mercado de trabajo.
Profesiones que hace algunos años no existían, ahora están en la boca de todo
el mundo. Estamos ante una economía líquida, como diría el sociólogo Zygmunt
Bauman. De hecho, “El 70% de los bebés de hoy trabajará en una profesión aúnno inventada”. ¿No debe esto
obligarnos a cambiar nuestra forma de pensar? O, por el contrario, como es
normal, plantearnos este reto nos provoca un vértigo creciente y angustioso
que, posiblemente, paralizará a más de uno. Cuando se dice que la universidad
tiene que acercarse al mercado de trabajo, se pide un esfuerzo de dinamismo y
cambio constante que es muy difícil de implementar. Flexibilidad, precariedad,
dinamismo, estatismo. Nos movemos en conceptos contrapuestos dependiendo del
cristal con el que se miren.
La semana pasada hablé de los sectores que más empleo crearán en España, pero también
perfilé someramente algunos de los perfiles profesionales más demandados. Hoy profundizaré
en esto último.
Según un estudiopublicado recientemente en la prensa, “Administración
y Dirección de Empresas (ADE), Ingeniería Industrial e Informática son las
carreras con mayor proyección laboral para este nuevo curso universitario que
comienza. Así lo refleja el último informe de Randstad Professionals”.
En fin, creo que nadie se extraña de que entre las primeras
no haya ninguna de letras, máxime cuando se supone que, en la era de
Internet, las Humanidades, según
pronosticó en su día el afamado investigador Marshall McLuhan, serían la
fuente de conocimiento predominante. En la era de la información y la
comunicación, los cambios sociales nos podían hacer pensar que áreas como la
sociología, la filosofía, el periodismo o la filología, entre otras,
destacarían más. Pero no, una vez más el instrumentalismo se impone.
También destaca el informe que son importantes otras habilidades,
como las comerciales. Pero eso ya lo
hemos hablado muchas veces. Si de lo que se trata es de vender, es igual que
seas ingeniero o abogado, las habilidades comunicativas son primordiales si
queremos captar clientes o fidelizar los que ya tenemos. ¿Estas habilidades se
aprenden? ¿Nacemos con ellas? Digamos que una mezcla de ambas cuestiones.
Sería interesante preguntar a los licenciados, una vez
enfrentados al mercado de trabajo, las colas del paro, los eternos cursos y másteres,
el perfeccionamiento de idiomas, etc., si se arrepientes de la carrera que
escogieron. Quizás sí, pero, vista la fuga de cerebros que tenemos en España,
parece ser que las salidas profesionales para nuestros universitarios no están
dentro de nuestras fronteras. Por lo menos, no para un gran porcentaje.
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