Ya conocemos la intención de Facebook de ir realizando experimentos
un tanto “polémicos”, pero eso no significa que no debamos seguir prestándoles
atención. Me explico.
Ya en su día, la red dirigida por Zuckemberg manipuló la
información que recibían miles de usuarios con la idea de desarrollar con el
mayor éxito posible un estudio que realizaban sobre las emociones. Se
seleccionaron cerca de 700.000 personas de lengua inglesa y se fue modificando
la información que recibían a través del
feed de noticias. Unos eran testigos de información
predominantemente negativa, y otros, por el contrario, recibían
mayoritariamente contenido positivo.
Como es lógico, esto provocó un cambio en el comportamiento
de los usuarios. Si recibes malas noticias, predominantemente compartirás y opinarás
de forma negativa. Las emociones se contagian pero, ¿puede Facebook
predecirlas? Si una red social tan potente es capaz de manipular la información
que recibimos, ¿podrá influir en el comportamiento humano? Si bien es cierto
que los medios de comunicación influyen en la forma de pensar de las personas,
otra cosa es que se pueda predecir qué acciones tomarán dichos ciudadanos. Pero,
claro, el grado de confianza que depositamos en las redes puede bajar nuestra
guardia y vernos, como sin darnos cuenta, influidos de distintas maneras.
Tras este acontecimiento, Facebook no se sintió satisfecho y pretende ampliar suespacio experimental. Ahora pretende incorporar un nuevo estudio a sus
funciones centrándose en las elecciones; concretamente, han empezado con
algunas en EEUU, India o Europa. Colocando un botón de voto, se pretende que la
gente no sólo diga a quien ha votado, sino que además lo comparta públicamente.
Esto lo veo más complicado de implementar en España, puesto que hay mucho pudor
en expresar públicamente tus opciones políticas. Es más, somos capaces de
contar nuestras intimidades más bizarras antes
de proclamarnos seguidor de alguna ideología.
Según la compañía, con esta función nueva se motivará la
participación electoral. O sea, que si
vemos que nuestros contactos se animan a depositar papeleta en una urna, el
efecto llamada nos hará hacer lo mismo repitiendo la acción como loros. Algo
así como los selfie. Si vemos fotos
de primeros planos en la playa, pues allá vamos todos a retratarnos
inmortalizando nuestras hazañas marinero-fotográficas (esto explicaría, en
parte, como es que nos estamos volviendo tan exhibicionistas).
Pero, ¿es ético que Facebook promociones ciertos
comportamientos? Pues sí o no, depende de qué comportamiento, dirán muchos. Si
son positivos, como los prodemocráticos o proderechos humanos, sí, pero otros,
no. Y yo pienso, ¿quién determina lo que es bueno y malo? Si damos mucho poder
a alguien que no es transparente, ¿podemos fiarnos de qué no se pervertirá?
La polémica fundamental no es sólo la intención de Facebook
de cambiar las tendencias sociales. La pregunta obligada debe ser: ¿qué diablos harán luego con esa
información? ¿Qué buscan?, ¿a quién se la venderán?, ¿qué beneficio obtienen?
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