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Meñique, el famoso personaje de
Juego de Tronos, ya lo dijo una vez: el caos es una escalera. El poder es muy atractivo y las élites quieren jugar a la contención para
que nada cambie. El miedo a la incertidumbre puede marcar el voto hacia lo
que se conoce, en una suerte de resignación, no vaya a ser que terminemos peor.
Sin embargo, las crisis económicas y las fracturas sociales, junto con la
necesidad y el hartazgo de muchos ciudadanos, juegan en contra del continuismo.
¿El caos puede ser una escalera para que lleguen los que quieren cambiar o una
excusa para inculcar miedo a la transformación?
Hecha esta introducción un tanto filosófica,
vayamos a analizar la situación del PSOE y, por extensión, del resto del
contexto político de España. Pedro Sánchez quería terceras elecciones; Mariano
Rajoy, también. En el caso de Sánchez, para salvarse a sí mismo y pedir el voto
útil de la izquierda mostrándose como un mártir. Lo que no sé bien es lo que
pretenden los barones críticos, porque la situación de ahora es la peor a la
que se podían enfrentar los socialistas. Rajoy también prefiere urnas para incrementar
su mayoría y darle un zarpazo grave a Ciudadanos. Como se puede observar, ambos
dirigentes tienen esperanza en que les irá mejor en unos nuevos comicios. Estoy
de acuerdo, pero en parte.
Si vamos a las urnas, a Rajoy le
irá mejor. Pero el PSOE está protagonizando un espectáculo del que va a tardar
muchísimo en recuperarse y, tras la dimisión de Sánchez, se encuentra en una
posición muy débil. Un hundimiento del PSOE, pasokización como tildan algunos, puede crear un grave problema de
gobernabilidad para una alternativa de izquierdas. Abstenerse para que gobierne Rajoy ahora quizás pueda llevarnos a elecciones dentro de dos años; no
obstante, ir a terceras elecciones puede
llevarnos a un gobierno del PP mucho más largo. Todo es relativo, y los
partidos deben analizar bien no sólo el corto plazo, sino el medio y el largo. La
posibilidad de un gobierno alternativo entre Podemos y el PSOE también parece
lejos: el segundo no quiere contar con los independentistas y el primero está
peleado con Ciudadanos. Algunos analistas plantean que un acuerdo entre
Iglesias y Sánchez llevaría el foco a Rivera, que se vería obligado a la
abstención con tal de no ir a elecciones. Otra vez el miedo a las elecciones
como herramienta de convencimiento político. Pero una cosa es clara: si
Ciudadanos apoya un gobierno de PSOE y Podemos,
la formación naranja desaparece como tal. Nadie tiene entre sus cartas un
gobierno alternativo, sino retorcer la situación para preparar la campaña
electoral.
Aunque hayan obligado a Sánchez a
dimitir, ahora a ver quién es el guapo o guapa que gestiona una abstención del
PSOE. Cómo se explica ahora mismo eso a la militancia y a los propios votantes.
En mi opinión, la situación se les ha ido de las manos a los dirigentes del
PSOE. Los problemas de los socialistas son estructurales y vienen de lejos. A ver en qué acaba esto.
Lecturas recomendadas
http://www.eldiario.es/piedrasdepapel/Homenaje-Pedro-Sanchez-graficos_6_565253493.html
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