No soy
experto en temas de género pero, como analista social, me ha parecido interesante traer a colación la cuestión de
las falsas denuncias y la violencia de género. Mi opinión personal es, atendiendo a estadísticas y noticias
aparecidas recientemente (sobre todo desde que Toni Cantó desató la polémica,
que las falsas denuncias son una minoría estadística que -sin restarle
importancia a la gravedad de este problema-
nos obliga bastante a contextualizar. De hecho, durante el 2009 se establece que el porcentaje de denuncias falsas supuso el 0,0096%, de un total de 135.540. En 2010 y 2011 los datos son similares.
No
podemos desvirtuar la lucha contra la violencia de género, agresiones que se cobran decenas de vidas todos los años,
por el caso de las falsas denuncias que, repito, son aspectos que se deben estudiar y actuar con la
legalidad en la mano (el Código Penal persigue el supuesto de realizar
denuncias falsas). También hay casos de violencia contra el hombre, no lo pongo
en duda, pero porcentualmente suponen un 9% del total de denuncias por malos
tratos. Es mucho más preocupante la cantidad de mujeres que no denuncia su
situación de maltrato por miedo u otros aspectos como la dependencia económica
o emocional sumada a la cantidad de víctimas. Cuando se quiere luchar contra un
problema social, el primer paso que deben dar las administraciones públicas es
el de concienciar a la población, ya sea con campañas o con otros tipos de
medidas educativas.
Pero,
además, si el problema que nos atiene está relacionado con la violencia, se
debe castigar al maltratador. Existen
unos clichés culturales que, tradicionalmente, han permitido cierta violencia
contra colectivos socialmente más “débiles” y eso es algo que los poderes
públicos no pueden tolerar desarrollando leyes que intentan eliminar tales
problemas. La pregunta entonces debe ser si la ley contra la violencia de
género consigue su cometido, que no es otro que el de reducir la violencia
machista, y no criminalizar a las mujeres como si fueran sospechosas de
denunciar falsamente a su pareja.
Enhorabuena por el artículo, Héctor. Y muchas gracias por todo.
ResponderEliminarGracias por el comentario, Sheila. Un saludo.
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