He podido leer en la prensa una noticia que
me ha dejado atónito. Cito un extracto: “Según la nueva edición del semanario
Der Spiegel, fechado el lunes 27, la canciller Angela Merkel y el ministro de
Hacienda Wolfgang Schäuble -ambos democristianos (CDU)- quieren que el Banco de
Fomento (KfW), una entidad pública alemana, conceda préstamos millonarios a las
instituciones equivalentes de España, Portugal o Grecia”.
Vaya, va a resultar que puede haber cambio en
la política económica en Alemania. ¿Habrá cambio en la Unión Europea? Lo dudo.
La intención del país germano es
facilitar préstamos al Instituto de Crédito Oficial, que estos tengan unas
condiciones “más blandas” que las de los mercados financieros. Este dinero
estaría destinado a financiar a las PYMES, estructura
empresarial básica en nuestro país y que actualmente se encuentra ahogada por falta de demanda y escasez de crédito.
Este “inesperado” giro puede deberse a un intento de mejorar la deteriorada imagen que tiene Alemania en el
sur de Europa; o puede que esté relacionada con que su economía exportadora también depende de que nosotros consumamos sus
productos, compremos sus coches, sus
herramientas y demás tecnología.
De hecho, ya pudimos leer hace unas semanas
que Francia entraba en recesión y Alemania tan sólo crecía un 0,1% en el primertrimestre de 2013. Además, esta desaceleraciónestá provocando un aumento del desempleo. La austeridad
tiene un límite.
La suma de dinero que
supuestamente prestará Alemania al sur de Europa ascenderá a unos
10.000 millones de euros. España dispondría de 1.200 millones de un fondo de
capital riesgo que implicaría, además, y según el gobierno español, un alcance
movilizador de unos 3.200 millones de euros. ¿Suficiente para impulsar nuestra
economía?
Pues no creo, porque España, además de
crédito, necesita redefinir su modelo productivo de los pies a la cabeza, estableciendo “qué queremos producir y
para quién”. Estimular la demanda agregada es necesario para que las PYMES
recobren los beneficios y puedan crear empleo, pero también necesitamos buscar
una alternativa a la industria de la construcción y esto es cuestión de diseño
y prioridades. Pero está claro que la Unión Europea, tal y como está diseñada,
no se configura correctamente para el desarrollo de todos los países que la
conforman. Esto debe a que el Banco
Central Europeo sólo tiene como objetivo el control de la inflación y no el
empleo, como, por el contrario, sí puede
ser el ejemplo de la reserva federal de EEUU.
Mientras la política monetaria y la económica
en la zona euro dependan de determinados intereses de Alemania y, concretamente,
de su poder financiero, es difícil salir de esta espiral crítica. Alemania está
obsesionada con la inflación, cosa lógica tras la república de Weimar y su
experiencia con la subida de precios.
Además, los acreedores de nuestros bancos y compradores de
deuda pública con dinero barato prestado por un Banco Central Europeo -que
tiene prohibido prestar a los estados, pero no a la banca privada-, no deben
estar interesados en que haya ni una gota de inflación. Ya sabéis que la
inflación interesa al que debe, pero no al que presta.
¿Cuál es vuestra opinión?, ¿cambio de rumbo
en Alemania?
No hay comentarios:
Publicar un comentario