lunes, 2 de junio de 2014

Redes sociales, política, comunicación y Podemos




Tras las elecciones europeas del pasado 25 de marzo y la fuerte irrupción de Podemos, muchos han sido los analistas que han señalado cuál puede ser la fuente del éxito o relativo éxito, tanto de la campaña como de la organización, de este nuevo fenómeno. Se han resaltado varios aspectos: las redes sociales, el carisma de Pablo Iglesias, la televisión, la organización de la campaña, el hartazgo o el 15 M.

Vamos por pasos. Conocí -mediáticamente, en persona no tengo el placer-, a Pablo Iglesias hace algunos años a través  de una tertulia que podía ver por Internet llamada La Tuerka, un espacio de charla política en el que se daba cabida a distintas opiniones, no sólo de izquierdas (aunque principalmente los tertulianos precedían de distintas opciones políticas que configuran este ámbito ideológico), sino también de otras visiones. La Tuerka, presentada y dirigida por Iglesias, empezó en un canal local de Madrid, pero luego dio, no hace mucho, el paso para situarse en el periódico Público, como uno de sus productos audiovisuales -perdón por la palabra- de mayor éxito. La Tuerka es una tertulia plural y muy buena, que también presenta el politólogo Juan Carlos Monedero, del que, de paso, recomiendo este libro.
 
Internet supuso un crecimiento exponencial de la fuerza de La Tuerka y, por extensión, del protagonismo  del profesor Pablo Iglesias. Las redes sociales, que son el espacio por el que me enteré de que existía esta tertulia, puesto que no vivo en Madrid, fueron la mejor forma de difundir una forma de hacer política en los medios de comunicación. Sí, lo he dicho bien: en los medios de comunicación se lleva toda la vida haciendo política y esto es algo que La Tuerka se planteó como estrategia desde un principio. El estilo Tuerka también se caracterizaba por  organizar una tertulia en la que se argumentaba ampliamente y se respetaban los turnos de palabra. O sea, una tertulia seria, ya me entendéis, no en la que se convierten otras muchas, que pasan a ser circos televisivos en los que parece que se van a liar a puñetazos, además de no dejarse ni hablar. Yo, personalmente, he aprendido mucho viendo a expertos debatir sobre determinados problemas e, incluso, me he dado cuenta de que todavía tengo mucho que aprender como politólogo. 

Es en los medios donde se crea ideología, donde se convence al parado de que tiene la culpa de su situación o al asalariado precario de que con esfuerzo puede hacerse millonario. Es donde se dice que España va mejor, apesar del paro y la pobreza, y donde los tertulianos defienden el bipartidismo con uñas y dientes. Pablo Iglesias y algunos de los participantes más asiduos de La Tuerka se subieron a la lona de los medios de comunicación: fueron a Intereconomía, 13Tv, Cuatro, La Sexta y donde pudieran planteando batalla dialéctica con los otros contertulios. Es así como la figura de Pablo Iglesias adquirió más relevancia mediática, pero sin La Tuerka y las redes sociales, quizás, y digo quizás, su lanzamiento como líder hubiera tenido más impedimentos y obstáculos.

Podemos ya partía de que muchos conocíamos a Pablo Iglesias, pero su estrategia electoral y comunicativa es excelente y, desde luego, se estudiará en las facultades de Ciencias Políticas como ejemplo. Su uso de las redes, del crowfunding, de los mensajes, su optimización de los pocos recursos económicos de los que disponía ha sido óptimo, y muchos opinamos que si la campaña hubiera durado un poco más, sus resultados hubieran sido mejores. Podemos no habla de izquierda derecha, habla de los de arriba y de los de abajo, del 1% y del 99%; de la Casta, de las oligarquías y de los derechos sociales. Esto, en estas fechas en las que vivimos, es un discurso que penetra mucho mejor entre determinadas capas populares cansadas de la vieja política, cansadas del bipartidismo e, incluso, seguramente cansadas de Izquierda Unida, que ha mejorado sus resultados, pero no ha canalizado el descontento en su totalidad. Cansada de los discursos, una parte de la población ha dicho hasta aquí, y las elecciones son parte del resultado.

Hay unos nuevos escenarios y unos nuevos lenguajes que Podemos ha sabido interpretar muy bien.
El 15M enseñó muchas lecciones: la gente no tiene miedo a salir a la calle y a organizarse a favor de la dignidad y en contra de una minoría de privilegiados -banqueros y gobernantes, o, por atinar un poco más, lo que se conoce como el régimen de 1978- que toma medidas antisociales que no les afectan. Esa rebelión mental que descolocó a todo el mundo y en la cual muchos jóvenes tomaron partido fue un terremoto cuyas réplicas encontramos en muchos movimientos sociales que cogieron fuerza, tales como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca o las Mareas. Podemos, en cierta manera y no de forma general, ha sido también un receptáculo de ese sentir popular que el 15M puso en las plazas.  

A los que estudiamos Ciencia Política nos gusta ver la política como eso, como una ciencia social que tiene diversas ramificaciones y que, desde luego, concibe la comunicación política como una de ellas. No se puede menospreciar el poder de la comunicación y luego quejarse de que no se sale en la televisión. Gracias a Internet, casi cualquiera puede crear un medio de comunicación con costes mucho más bajos que montar un periódico y editarlo en papel o una televisión con grandes platós.  La Tuerka lo ha demostrado y, en ese sentido, muchos tienen que aprender de esa experiencia.
Los retos de Podemos son los de asentar un proyecto en todas las provincias y, seguramente, también será ponerse de acuerdo con IU en  crear lugares comunes para concurrir con un mismo programa político -e igual candidatura-  a las elecciones. Esto es difícil, pero no imposible. Y otro elemento, se tendría que consolidar la caída del bipartidismo que todavía está por ver.
Seguiremos atentos a los acontecimientos.


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