Os dejo mi nuevo artículo en Almería 360
Una de mis canciones favoritas del grupo de rock
Reincidentes se llama “Vicio”. Cuando la escuchas te das cuenta de que, si nos
ponemos estrictos, estamos rodeados de señales y productos estimulantes que
llevan a más de uno a perder la cabeza. La canción arranca de esta forma: “Videojuegos,
tragaperras, en el bingo, café y copa… Todo vicio. Teleadicción, revistas del
corazón, peluquería… Todo vicio…”, y así un largo etcétera que abarcaría la
prostitución y otras drogas ilegales, tradicionalmente señaladas como las
peores tentaciones en las que puede caer un humano de bien. Vicio y más vicio,
y luego a echarle la culpa a la sociedad de nuestros males.
Les comento esto porque ha saltado a la palestra el hecho,
que ya llevaba tiempo debatiéndose, de que a partir de ahora se incorporarán en
el cálculo del PIB las drogas y la prostitución (además de otros cambios
metodológicos). Los técnicos del Instituto Nacional de Estadística se han
devanado los sesos para poder calcular cuánto dinero mueven los pecados
inconfesables e ilegales de los españoles. Les doy una cifra: 26.193
millones de euros es lo que se verá aumentado el PIB con dichas modificaciones,
de los cuales, 9.000 millones de euros serían computables actividades ilícitas. Nada
más y nada menos que un 0,87% del PIB.
Si nos comparamos con los países de nuestro entorno europeo,
España ostenta récord en actividades inconfesables. Ya lo saben ustedes, nos
gusta más una fiesta que a un tonto un lápiz. Luego nos quejamos de que nos
visiten los turistas con ganas de desfasar;
si es que se lo ponemos en bandeja. Para que se hagan una idea, les
facilito a continuación el porcentaje de
dichas actividades ilegales en algunos de esos países europeos:
-Reino Unido: 0,7%
-Eslovenia: 0,1%
-Alemania: 0,1%
-Italia (estimación): 1%
-Portugal: 0,4%
-Luxemburgo: 0,2%
-Suecia: 0,17%
Sólo nos gana Italia. Qué tendrá el Mediterráneo que nos
impide ver la línea que separa el bien y el mal.
Que nadie se equivoque, este nuevo cálculo del PIB no supone
que el Estado recaude más ni que seamos más ricos. Nos va la marcha, pero la
hipocresía es algo bien anclado en nuestra sociedad: sectores cada vez más
amplios de personas consumen o bien drogas, o bien servicios de prostitución, pero
luego no se atreven a afrontar con valentía estas situaciones encaminando las
políticas hacia una legalización controlada -véanse Holanda o Uruguay-, por
ejemplo, del cannabis, o una regulación de la prostitución, dándole cobertura
sanitaria y laboral a las personas que la ejerzan. La tradición nos inculca que
el pecado no es problema si luego te arrepientes y confiesas en privado, pero,
eso sí, pecado es y mejor que nadie lo vea públicamente.
Algún día en Europa, y
particularmente en España, más allá del impacto económico de la
actividad en sí, deberemos plantearnos seriamente la inutilidad de las
políticas actuales relacionadas con las drogas. Muchos años y dinero perdido cuando
vemos que la industria del crimen organizado derivado del narcotráfico se
engrasa muy bien año tras año gracias a una demanda siempre constante y rígida.
Que el Estado controle el consumo de una sustancia está encaminado precisamente
a controlar calidad y cantidad, que es indispensable cuando alguien toma por
ejemplo un fármaco. Mayor control no significa que todo sea legal y que
tengamos que volvernos todos unos drogadictos por razones burocráticas; al
revés: la clandestinidad impide a las autoridades supervisar mejor qué se mueve
por el mercado y, por extensión, poder limitar
el acceso a sustancias peligrosas sin información y un mínimo de control
sanitario.
Veo bastante improbable que los gobiernos europeos cambien
sus políticas en torno a este ámbito tan polémico, por lo que el maquillaje en
el PIB tiene unos componentes más bien artificiales que no logro entender del
todo.
Quizás Reincidentes debería de terminar su canción cantando:
“vicio, vicio… y Producto Interior Bruto”.
@Hecjer
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