viernes, 29 de mayo de 2020

Twitter y Trump: una relación amor- odio

El presidente norteamericano se ha hecho experto en utilizar Twitter como principal canal de comunicación. 280 caracteres te dan para muchas cosas, sin depender de focos, televisiones, periódicos o ruedas de prensa. Eres tú escribiendo para tu público. Muy goloso para no ser usado por un político.

No obstante, hay una nueva política en Twitter encaminada a, por lo menos, reducir la difusión de noticias falsas que buscan hacer daño. La polémica sobre las fake news está servida, porque hay gente que considera que luchar contra esto abre la puerta al fin de la libertad de expresión. Este es un debate tan antiguo como la prensa y no me centraré en él. Sin embargo, sí tengo que decir que saber contrastar información, verificar fuentes y analizar bien lo que se consume es básico para un ciudadano de una democracia avanzada. No es leer una opinión en la prensa y repetirla como un anormal (si escucháis punk, os sonará esta frase) lo que te hace un ciudadano, sino tu capacidad crítica.

Como os decía, Twitter ha implementado un sistema de “etiquetas” que pretende advertir sobre la verosimilitud de lo que se publica. Esto arranca principalmente con el inicio de la pandemia del COVID-19, cuando muchos bulos atentan directamente contra la salud pública. Como dice Twitter en su blog:

In March, we broadened our policy guidance to address content that goes directly against guidance on COVID-19 from authoritative sources of global and local public health information. Moving forward, we may use these labels and warning messages to provide additional explanations or clarifications in situations where the risks of harm associated with a Tweet are less severe but where people may still be confused or misled by the content. This will make it easier to find facts and make informed decisions about what people see on Twitter.

Este sistema de etiquetado ha afectado a unos tweets publicados por el amigo Trump. El presidente publica en Twitter que en California ha podido existir fraude en el voto por correo y la red social directamente lo etiqueta como no verdadero, remitiendo a fuentes oficiales.  La réplica no se ha hecho esperar y el inquilino de la Casa Blanca ha dicho que Twitter atenta contra la libertad de expresión y que, por tanto, debe ser sometida a una revisión exhaustiva que podría llevar incluso a su cierre. Sí, ha amenazado con liquidar Twitter.

No creo que se termine con Twitter en EEUU, país que, aunque con sus muchos defectos, siempre ha sido un lugar en el que la libertad se han considerado un bien absoluto e innegociable. Quizá, en nombre de la libertad de expresión, todos empiecen a intentar cerrar bocas unos contra otros. Desde mi punto de vista, esto no es más que una estrategia, centrada en presentarse ante su electorado como un político “antisistema” al que las élites de las redes sociales, los burócratas e izquierdistas están empeñados en callar. Da igual que los conservadores tengan medios de comunicación tipo FOX. Creo que es una estrategia inteligente, porque un millonario como Trump ha sido capaz de presentarse para muchos como “un tío del pueblo” hecho a sí mismo, cosa que gusta mucho en la cultura de USA. Si la campaña de Obama se basó, principalmente, en el poder de las redes sociales para conectar con el descontento, ¿por qué en Trump debería ser distinto? Con 80 millones de seguidores, me da que todo esto es un farol, pero estaré atento.

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