Hace días leí una noticia que me llamó la atención. Resulta que Gran Bretaña ha pedido a 10 de sus territorios de “ultramar”
que se adhieran a una especie de pacto por la transparencia fiscal. Y es que
esas zonas autónomas son calificadas como “paraísos fiscales” y, claro, con la
que está cayendo, ya es hora de sacar dinero de donde hay.
Los territorios que firmarían el acuerdo, o los
que Londres quiere que firmen, son:
Bermudas, Gibraltar, las Islas Caimán, Anguila, Montserrat, las Islas Vírgenes
Británicas, Jersey, las Islas Turcas y Caicos, Guernsey y la isla de Man. Muchos
de estos nombres les sonarán por las películas de espías; otros, como
Gibraltar, por tenerlos aquí cerquita.
Ya sabemos que un paraíso fiscal es una zona
en la que se pagan muy pocos impuestos y, sobre todo, en la que el secreto
bancario impide perseguir o seguir cualquier pista que termine por atrapar a un
defraudador. En los paraísos fiscales no sólo se pierden millones que empresas “competitivas” no pagan en sus
respectivos países, sino que también puede ser el rincón oscuro donde se
esconda el dinero procedente del tráfico de drogas, armas o un largo etcétera
de actividades ilícitas.
La fuga de capitales es una amenaza constante
del poder económico hacia los estados soberanos, tal y como explicó Ulrich Beck
en su libro “Poder y contrapoder en la era global”. Mientras el dinero tiene alas,
el Estado tiene raíces, y así es muy difícil adaptarse a la velocidad lumínica
a la que se mueve el primero.
Perseguir estos paraísos, o prohibirlos, se
ha convertido en una ardua tarea. Muchos son estados soberanos y eso
conllevaría establecer una normativa internacional que los prohibiera, so pena
de ser considerada una injerencia en la cuestión interna de cada cual. Además, lo que es evidente es que hay países
cuyo sistema bancario y su laxa normativa fiscal los hace enormemente ricos,
desarrollando sus economías mucho mejor que ningún otro sector. Pequeños estados
o zonas de ultramar, son áreas que han encontrado en ser paraíso fiscal la gallina
de los huevos de oro.
A continuación, os dejo un cuadro con los
paraísos fiscales que, según la normativa española y a fecha de enero de 2012,
existen en el mundo:
Según se puede leer, muchos paraísos han
dejado de ser considerados por España como tales, entre otras cosas, porque se
han llegado a acuerdos con ellos. Lo que no quiere decir que no sean zonas con
muy baja presión fiscal (como es evidente en el caso de Andorra).
Para ir concluyendo, hay un dato que me
gustaría resaltar: según la ONG Oxfam,
en el mundo se esconden unos 14 billones de euros en paraísos fiscales.
Tal y como se puede leer en la noticia, “los paraísos
fiscales bajo jurisdicción de la UE, como los de Luxemburgo, Andorra o Malta,
facilitan la pérdida de más de 80.000
millones de euros en ingresos fiscales en todo el mundo y, de esa cantidad, más
del 50 % corresponden al Reino Unido”. Bueno, ya nos explicamos el interés
de Londres por poner un poco de orden en esa tela de araña que une paraísos
fiscales, pérdida de recaudación y zonas “autónomas amigas”.
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