martes, 27 de agosto de 2013

¿Ciberdemocracia?


La democracia representativa en España, caracterizada principalmente por votar cada cuatro años a unos representantes que se dedican a gobernar en tu nombre, está más cuestionada que nunca. ¿Cómo es posible que durante el periodo que dura un mandato político no se le pregunte al pueblo ni una vez sobre cualquier asunto de interés? Aunque existen figuras de democracia directa, como el referéndum (, desde hace unos años  se viene debatiendo sobre la necesidad de articular medidas que profundicen en la mejora de la democracia o, por lo menos, que la hagan más representativa. 

Movimientos relativamente recientes como el 15M  propusieron entre sus reivindicaciones la existencia de listas abiertas y cambios en la ley electoral. Las listas abiertas  pretenden, - por lo menos esa es la idea-  que nuestro  voto se  dirija hacia un político más libre para tomar decisiones y no como ahora, que es muchas veces rehén de estructuras burocráticas de poder dentro de su propias organización.  Es posible que un burócrata del partido tenga más poder que el cargo electo. Cosas que ocurren. Por otro lado, un cambio en la ley electoral podría aumentar el grado de representatividad  en detrimento del sistema bipartidista reinante.

Pero también, al calor de las nuevas tecnologías, surgen iniciativas que pretenden usar  Internet y los nuevos dispositivos para mejorar las instituciones democráticas.
Uno de los conceptos más interesantes que vincula las nuevas tecnologías  con la administración pública sería el de gobierno abierto, asunto que ya analicé con anterioridad, pero, en síntesis y resumiendo mucho, se trataría de ganar más transparencia en las organizaciones públicas buscando, además, un aumento de la participación ciudadana. Usar foros en Internet para recabar la opinión de los ciudadanos puede ser una forma, pero también hay que fortalecer las decisiones políticas con una radical transparencia sobre lo que se hace o no se hace con nuestros impuestos.

Twitter se ha convertido en una especie de termómetro electoral y político. Diversas iniciativas están usando la red para encontrar demandas ciudadanas que luego se recogen y  estudian desde distintas plataformas . La viabilidad o no de la ciberdemocracia depende de muchas variables. Es muy difícil que millones de personas participen todo el rato en la política por la vía de Internet, pero eso no quita que ciertos valores, como la trasparencia, se empiecen a poner en valor aprovechando los grandes avances tecnológicos.

Islandia fue el país pionero en plantear una  reforma constitucional vía Facebook. Que la carta magna, la que recoge los derechos y libertades fundamentales de un país, pueda debatirse en la red, se ve que es un salto cualitativo importante. Pero hay que añadir que Islandia es un país pequeño y  es menos probable que se sature un foro web como si, por el contrario,  se llevara a cabo esta iniciativa en ámbitos demográficos más amplios. Lo que sí es posible -por lo menos, en mi opinión- es que la red ayuda a fomentar la participación y  motivar así el interés por la política.

Si pensamos en la nueva democracia como algo basado en el ciudadano -y tras decenas de años de frustraciones políticas  provocadas por partidos anclados en el poder que no escuchan al pueblo, parece que debemos evolucionar hacia eso-, tenemos que  articular ya nuevas vías de participación democrática.

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