viernes, 23 de agosto de 2013

Saber trabajar en equipo como competencia profesional


Hablar idiomas y manejar las últimas tecnologías está muy bien, pero parece ser que trabajar en equipo cuenta tanto o más que ser una lumbrera en los estudios. Por lo menos, eso es lo que se deduce del artículo que he leído en el periódico Cinco días.

Es evidente que si proliferan cada vez más las empresas que dedican más tiempo y recursos a la innovación, éstas requieran personas que sean creativas, emprendedoras y que puedan trabajar con más gente. Mi experiencia personal me ha demostrado que el trabajo en equipo es lo más productivo: se sacan más ideas y, con un buen reparto de tareas, se hace mucho más amena y llevadera toda la carga de trabajo que puedas afrontar. A diferencia de la literatura de bróker que se ha hecho famosa a través de películas que retratan a los tiburones de Wall Street, es en los equipos de personas cualificadas en los que surgen las mejores ideas. También es cierto que te puede tocar un ambiente laboral bastante tóxico, en el que los compañeros no pueden ser tan buenos como deberían. A mí todavía no me ha pasado, pero de todo hay.

El artículo, que hace mención de un estudio realizado por Manpower  (el que he encontrado en la red es del 2012), analiza tanto las habilidades hard, como las soft. Vayamos por partes:


  •  Habilidades Hard (Hard Skills).  Aquí hablaremos de  la formación técnica de toda la vida. Tus estudios, tu dominio de idiomas, de la informática, másteres, cursos, etc. Podríamos incorporar también la experiencia, puesto que ésta está relacionada con la habilidad para desempeñar diversas tareas.
  •  Habilidades Soft (Soft Skills). También conocidas como habilidades sociales, pueden ser la implicación, la creatividad, el don de gentes,  la motivación y la capacidad para comunicarnos con los demás, entre otras.


Para adquirir las Hard Skills, ya sabemos qué hacer: estudiar, formarnos y acumular experiencia. Pero las Soft Skills son más complicadas de desarrollar, puesto que dependen muchas veces de la personalidad individual de cada uno. ¿Cómo nos podemos hacer más comunicativos? ¿Y mejorar nuestra motivación? Pues, según  se lee, se pueden aprender tanto como las primeras.


Es curioso como, por ejemplo, algo tan importante como hablar en público no se enseña. Quitando algún examen oral en la universidad -que a muchos estudiantes ponía histéricos, por lo menos en mi facultad- y alguna exposición en clase, la cuestión de saber comunicar ante un público no parece que tenga mucho interés académico que yo sepa. Pero, sin embargo, desde enfrentarnos a una entrevista de trabajo hasta asistir a una reunión profesional lo que hacemos es comunicar, vender, mostrar, utilizando para ello no sólo presentaciones Power Point, sino, además, la habilidad de nuestra palabra oral. No saber hablar en público puede ser un auténtico problema.


Como vemos, no dominar una competencia soft puede ofuscar el dominio de las hard.

Y el talento, ¿de qué capacidades depende? Es difícil saberlo. Puedes pensar que depende del trabajo, y tendrás toda la razón. Pero, y os dejo una reflexión particular mía, en un mundo de imágenes y apariencias, no sólo hay que ser talentoso y formado, sino que además hay que parecerlo. La habilidad de representar algo de interés, de trasmitirlo, es una capacidad que aporta a quien la tiene más de lo que creemos.


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