He leído esta semana una noticia interesante que he querido compartir con vosotros: Andalucía tiene más empresas por cada mil habitantes que Reino Unido o Alemania. Sí, un dato susceptible de ser analizado, sobre todo debido a la tasa de desempleo tan disparatada que tenemos en nuestra comunidad autónoma. ¿El motivo de esta incongruencia? Pues es simple, mientras los dos países europeos se caracterizan -sobre todo Alemania- por tener empresas de tamaño mediano o grande,
Andalucía fundamentalmente
es sede de microempresas, negocios que emplean a menos de diez trabajadores
y cuya capacidad para generar empleo y riqueza es muy inferior, por ejemplo, a
la todopoderosa industria germana.
Esto nos debe hacer reflexionar cada vez que nos digan que
hay que crear empresas a toda costa. Hay que crearlas, claro, pero también hay
que ayudar a las ya existentes a que puedan expandirse y aumentar su plantilla.
Nuestro modelo productivo sigue siendo muy dependiente del turismo y otros
sectores de bajo valor añadido, lo cual dificulta aún más la creación de
puestos de trabajos estables.
Pero veamos una serie
de datos para aclarar la situación mejor mejor:
- Andalucía cuenta con un total de 48 empresas por cada mil habitantes, prácticamente el doble de las 26 empresas que tienen Reino Unido y Alemania.
- Las empresas con menos de 10 trabajadores suponen el 96% del total del tejido empresarial andaluz, mientras que en Reino Unido constituyen el 89,4% y en Alemania es el 83,3%.
- Andalucía cuenta con 482.344 empresas, excluyendo el sector agrario.
La cuestión, siguiendo el hilo de la noticia aparecida en el
diario.es, es que las empresas de mayor tamaño tienen no sólo más facilidad
para acceder a crédito o invertir en I+D, sino más capacidad competitiva en un
ambiente cada vez más globalizado. Uno de los problemas que nos encontramos en Andalucía, no sólo es la existencia de empresas con muy poco margen de maniobra
debido a su tamaño, sino la inexistencia -o poca tendencia- de cooperación
entre ellas. La creación de clusters o la concentración
de la oferta de determinados bienes o servicios frente a compradores extranjeros
no son algo común. Dicha concentración de la oferta serviría, por ejemplo, en
la industria exportadora agraria o en cualquier otra, para negociar con una
sola voz o buscar la forma de disminuir los intermediarios y que el margen de
beneficio recaiga en los productores, obligados, en muchas ocasiones, a vender
a precios casi por debajo del coste.
Tampoco hay que olvidar fórmulas como la economía social -las
cooperativas, las sociedades laborales, etc.- o conceptos tan importantes como
el desarrollo rural-local.
Además, es hora de preguntarnos en serio qué tipo de modelo
productivo queremos. Si bien sabemos que
Andalucía es una región en la que la
presencia de comercios , bares y restaurantes es muy importante, al igual
que la industria hortofrutícola, no podemos
ni debemos soslayar la importancia estratégica que, en un mundo regido
por el desarrollo de la tecnología y la economía basada en el conocimiento,
tienen las empresas de base tecnológica. Muchas de estas empresas se hallan en
los llamados parques tecnológicos, y pueden marcar un camino interesante a la
hora de crear no sólo oportunidades laborales directas, sino también permitir
que la innovación vaya calando al resto de empresas andaluzas.
Fuente de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Localizaci%C3%B3n_de_Andaluc%C3%ADa.svg
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