Wikileaks sigue siendo noticia. El militar estadounidense destinado en Irak en 2010 Bradley Manning, autor de una de las mayores filtraciones de documentos secretos de la historia de EEUU, ha sido acusado esta semana de delitos relacionados con espionaje,fraude informático y robo, pero absuelto del delito de ayudar al enemigo. Si hubiera sido acusado de este último, la pena sería mucho mayor y sentaría un precedente mucho más terrible que atentaría, aún más, contra el periodismo de investigación. ¿Quién se iba a arriesgar a revelar secretos sobre los tejemanejes del poder, si pueden incluso llevar a la pena capital? Quizás algún idealista; no se sabe.
Lo peor de todo es que sospecho que muchos
sectores de la población estarían de acuerdo en
espiar a los ciudadanos en nombre de la seguridad, convirtiéndonos en posibles delincuentes.
La cuestión es que los derechos individuales deben ser protegidos con el mayor
ahínco, entre otras cosas, porque ya lo sabemos desde hace siglos: cuanto más poder tiene el poderoso, más
peligro se nos presenta. De ahí que se divida el poder en ejecutivo,
legislativo y judicial -división que no se cumple, por lo menos, en España-, existan leyes y jueces, la necesidad de
transparencia, una prensa libre y un largo etcétera. Si la ciudadanía ve bien
violar derechos de la población -incluidos tortura, robo o lo que se
precie- en nombre de no se sabe bien qué
seguridad, la democracia se convierte en
un nombre vacío de contenido.
¿Puso Manning realmente en peligro la seguridad de
mucha gente, incluidos los intereses de EEUU, favoreciendo así a los
terroristas? No sé, juzgad vosotros
mismos. Os dejo un artículo resumen con ciertas cosas que
pudimos saber gracias a wikileaks .
Siempre se escudan en la seguridad desde el poder para violar derechos y
libertades fundamentales y, cuando nos enteramos, acusan de traidores a quienes
lo critican. Pero luego vemos las filtraciones y nos damos cuenta de que somos
piezas en un tablero en el que los que mueven las fichas no se guían por
intereses que beneficien a la mayoría de la población. ¿En realidad creemos que
lo de Abu Ghraib, Guantánamo y demás casos, incluida la guerra de Irak, es en
pos de la defensa de los derechos humanos y la libertad?
Además
de Manning, no nos podemos olvidar de Snowden. Encerrado en un aeropuerto de
Moscú sin poder salir, busca con nervio la posibilidad de que algún país le dé
asilo. Ya pudimos ver el espectáculo deleznable que protagonizaron varios
países europeos -incluido el nuestro- al no permitir sobrevolar su espacio
aéreo a un avión cuyo pasajero principal era el presidente de Bolivia, EvoMorales. La sospecha de que fuera Snowden en el avión sirvió de excusa para
violar el derecho internacional y tratar a un dirigente de un estado soberano
como si fuera un delincuente común.
Lo
gracioso es que nos hemos enterado no sólo de que el gobierno de EEUU espiaba
utilizando las nuevas tecnologías de la información, sino que algunos paíseseuropeos también lo hacían. Resulta que muchos gobiernos
no dicen nada a EEUU no sólo por el
complejo de súbditos frente al poderoso, sino porque tienen mucho que callar.
Así funciona la realpolitik.
Lo que
subyace en estos casos es que, si por un lado Internet y las nuevas tecnologías
pueden servir para controlarnos y espiarnos mucho mejor, también se han
revelado como formas de luchar contra el poder. Assange, Manning y Snowden sonsólo la punta del icerberg y los EEUU intentarán que su castigo sea ejemplar.
¿Nos estarán avisando sobre las consecuencias que
les esperan a otros valientes si actúan de la misma forma? Es evidente que sí;
lo del avión de Evo Morales es una forma de decir a los estados quién manda, a
la vez que la ciudadanía ve el poder como un leviatán despiadado capaz de todo.
De nuevo el miedo como arma política. No quiero saber cuántas vidas cuesta
mantener los secretos de estado. Si bien sabemos dónde están Assange y Snowden,
la cantidad de personas que pueden comprometer la seguridad del estado y que no
sabemos cómo acaban nos deja un campo amplísimo para especular. Pero, aunque esto parezca
de política ficción, nadie niega que la realidad que está desvelando Wikileaks
nos permite deducir que todo lo que se puede esconder en las cloacas del poder
huele muy mal.
Fuente de la imagen: captura de pantalla de wikipedia
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