Según todas las informaciones, EEUU espió 60 millones de llamadas en España .
Cuentas de Twitter, Facebook o los correos electrónicos fueron también interceptados por la NSA, según
cuenta la documentación facilitada por Snowden. Un auténtico Gran Hermano vigilante que ha convertido
a toda la población en posible sospechosa. Nadie está a salvo. Lo que antes era
objeto de un espionaje militar centrado principalmente en vigilar a los
gobiernos o a gente poderosa se ha expandido: es posible que todos nosotros estemos
siendo vigilados. ¿Paranoia?, ¿realidad?, ¿espejismo? Quién sabe.
El espionaje ha dado un salto. Ya no sólo se escuchan
las llamadas y se graban conversaciones sobre la vida de cada uno: lo que se ha
rastreado en este caso han sido los metadatos. Aquí está la clave. Los metadatos ofrecen mucha información de valor: horas en la que nos conectamos a Internet, lugares,
características del correo electrónico, etc. Todo se rastrea. Como ya
estableció en su día Assange en el libroCipherpunks, la revolución tecnológica ligada a Internet
también ha traído una nueva pesadilla. Sin lugar a dudas, estamos ante la
herramienta más poderosa de control.
Pero, ¿qué se esconde tras esta violación tan
flagrante de la intimidad? ¿Se hace en nombre de la seguridad y a favor de la guerra
contra terrorismo? No entiendo por qué
entonces también se espió a Angela Merkel, pues Alemania no deja de ser aliado
de EEUU, así como la mayoría de los 35
líderes que fueron espiados por la NSA ¿Lucha antiterrorista? No seamos inocentes, el verdadero poder de los estados
es la economía y el control de recursos energéticos. A estas horas de la
película, tras el fin de la Guerra Fría, la geoestrategia sigue siendo igual de importante.
Sigamos con los ejemplos. ¿A qué viene espiar
a la empresa brasileña Petrobras?,¿tiene algo que ver una petrolera latinoamericana
con la lucha contra terrorismo? Como podemos leer en El
Mundo: “Los informes sobre Brasil
son, hasta la fecha, de los más contundentes desde que Edward Snowden -ahora
asilado en Moscú- decidiera dejar su vida como ex agente secreto para mostrar
al mundo los abusos de los Estados Unidos con respecto a la privacidad”. Más
claro, agua: una potencia emergente en el continente americano, como es Brasil,
supone un competidor.
Glenn Greenwald, periodista de The Guardian encargado de filtrar todos
los documentos de Snowden, es visto o como un héroe o como un inconsciente, pero
la verdad es que está arriesgando mucho por hacer la labor que tiene que hacer
un periodista: informar y cuestionar al poder establecido, no ser un peón más
de este ajedrez a escala mundial. Pero claro, una cosa es destapar casos de
alta seguridad -lo que podría acarrearle graves problemas-, y otra es hacer ver
cómo se violan constantemente los derechos fundamentales o se espían empresas
que pueden ser competidoras -al más alto nivel- del establishment norteamericano.
Detrás de todo esto no veo más que una lucha sin
cuartel por mantener una hegemonía económica en un mundo cada vez más multipolar.
EEUU y su presidente Obama -premio Nobel de la Paz- actúan como cualquier Estado
que quiere mantener y aumentar poder: como les da la gana mientras se consigan
sus objetivos. Maquiavelo al estilo puro. No es inmoralidad, simplemente el Estado
no tiene más moral que la de aumentar su hegemonía. Así de claro.
Mientras tanto,¿dará explicaciones contundentes elembajador americano al gobierno español? Creo que aquí agacharemos la cabeza.
No me planteo si el problema es que los
gobiernos de Rusia, China, EEUU o Alemania se espíen entre ellos. El problema
es la tenue línea que separa la razón de Estado de la violación sistemática de derechos
humanos. La defensa del individuo y su libertad frente al Estado debe ser una
variable democrática de alto nivel. En nombre de la seguridad no se puede hacer
tan poderoso al poderoso. Porque, como siempre hay que preguntarse en estos
casos, ¿quién vigila al vigilante?
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