miércoles, 23 de octubre de 2013

Crecen los autónomos dependientes en España



Recientemente pudimos leer en la prensa la noticia referente al aumento considerable del número de trabajadores autónomos económicamente dependientes en España, los conocidos como TRADES. Estos se caracterizan por ser aquellos trabajadores autónomos que realizan su actividad económica o profesional para una empresa o cliente del que perciben al menos el 75 por ciento de sus ingresos.
Al cierre de junio de este año, había unos  273.100 Trades, lo que supone 14.500 trabajadores más respecto a diciembre de 2012 o, lo que es lo mismo, un 11,3% más.

No hay que confundir esta figura jurídica con el falso autónomo, aquella persona que está dada de alta como autónomo pero que en la práctica trabaja como un asalariado en la empresa. Debido a esta picaresca, los Trades tienen una figura contractual propia, o sea, que si eres autónomo y dependes fundamentalmente de una empresa, deberías  sellar con ella un tipo de contrato muypeculiar.
Dentro de los requisitos que tienen que cumplir un Trade, estarían lo siguientes:
  • No tener trabajadores a su cargo.
  • Disponer de material y recursos propios para ejercer la actividad.
  • Percibir una contraprestación económica en función del resultado de la actividad, de acuerdo con lo pactado con la empresa.
  • Realizar su trabajo de manera diferenciada con los trabajadores por cuenta ajena de la empresa.
  • Desarrollar la actividad bajo criterios organizativos propios, sin perjuicio de las indicaciones técnicas de carácter general que pueda recibir de la empresa.
El trabajador autónomo económicamente dependiente tendrá una serie de derechos adquiridos gracias al amparo de dicho contrato, pero  si no lo firma y funciona como una empresa al uso, no podrá acogerse a estas ventajas. Lo que trata de solucionar la figura del TRADE es una situación de indefensión por parte del trabajador.

Pero, como nos imaginábamos y  bien afirma la noticia, la mayoría de los Trades no ha firmado el contrato especial para ellos, por lo que están bastante desprotegidos. En muchas relaciones mercantiles lo que en realidad  se oculta, como decíamos, es una relación de asalariado: con oficina, jerarquía y horario cerrado  que coincide a la perfección con el de la empresa para la que se trabaja.
La crisis ha aumentado considerablemente el número de personas que se han visto forzadas a integrarse al mundo del autónomo. Muchos de ellos no son valientes emprendedores, sino que simplemente se  han visto obligados a funcionar como una empresa para facilitar su contratación. Sin vacaciones, ni bajas, ni ningún tipo de reconocimientos que sí tiene un asalariado -además de una exacerbada dependencia económica de un solo cliente-,  el autónomo se enfrenta en muchas ocasiones a vivir en la precariedad constante.

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