La Encuesta de Población Activa del Tercer Trimestre arroja una serie de datos que me gustaría comentar. Vamos por partes:
El paro desciende en 72.800
personas este trimestre y se sitúa en 5.904.700. En un año la cifra total de desempleados se ha
incrementado en 126.700. Esta leve bajada se debe, evidentemente, al
tirón del turismo, sector que suele crear empleo todos los veranos. Aun así,
tenemos una tasa de paro del 25,98%, que no es para bromear mucho.
Otro dato interesante es el
siguiente: el número de trabajadores por cuenta propia crece en 15.200 y el de
asalariados en 23.200. Los empleadores
aumentan en 20.300. El total de asalariados con contrato indefinido baja en 146.300 y el de
asalariados con contrato temporal se incrementa en 169.500. Esto merece unas apreciaciones. La subida
de los trabajadores por cuenta ajena puede deberse, en cierta medida, al
aumento de los autónomos económicamente dependientes, tal y como desarrollamos aquí hace unos días.
De ser así, no estaríamos viviendo un aumento de la creación de empresas con
suficiente dinamismo para generar empleo, sino un incremento de figuras
jurídicas o situaciones que tienen que ver más con la supervivencia profesional
del trabajador que con la mejora de la economía. Por otro lado, el aumento de asalariados
con contrato temporal indica una tendencia creciente a la precarización del
empleo. El trabajo estable disminuye y aumenta un tipo de empleo de duración
determinada y seguramente no muy bien pagado. También es cierto que no deja de
ser reflejo de las contrataciones en el
turismo, que es de por sí un sector
muy estacional.
La ocupación aumenta en los Servicios (123.900 más) y desciende en la
Agricultura (55.000 menos), en la
Industria (19.700) y en la Construcción
(9.700). Nada nuevo en un
país en el que dependemos excesivamente del sector servicios. Es el que más
empleo suele crear, pero también es el que más trabajo destruye.
El número de activos desciende en
33.300 hasta un total de 22.728.000. La tasa de
actividad se sitúa en el 59,59%. En términos anuales, la población
activa se reduce en 370.400 personas. Pésimo dato. La tasa de actividad
es increíblemente baja, lo que debería de preocuparnos bastante. Que disminuya
la población activa supone que proporcionalmente trabajará menos gente, aumentando,
por tanto, la población dependiente. En resumidas cuentas, tendremos muchos problemas -como ya vemos-
para afrontar gastos como las pensiones o los típicos del estado del bienestar.
En conclusión, podemos deducir que el paro baja levemente más por el hecho de
que la población activa disminuya que por otro tipo de razones.
El número de hogares que tienen a todos sus miembros activos en paro se
reduce en 13.400 y se sitúa en 1.807.700. Este dato es, desde luego,
una barbaridad.
A continuación os dejo una tabla con los datos provinciales
y autonómicos.
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