El Imperial College realizó un estudio
sobre la pandemia del COVID-19 tan interesante como aterrador. Veamos algunos
de sus planteamientos.
Hasta que no llegue una vacuna, los países que sufrimos el
virus solo podemos implementar dos medidas: mitigación y supresión.
- Mitigación: lo que busca es ralentizar el número de contagios, pero no parar la expansión del virus. Se ganaría tiempo para no saturar en exceso los hospitales hasta que llegue una posible cura. Aplanar la curva, como hemos hablado tantas veces, con medidas no farmacéuticas.
- Supresión: lo que se intenta es invertir el ritmo de contagios. Reducir los contagios de forma indefinida hasta hacer desaparecer prácticamente los casos. Supresión, por ejemplo, es el escenario de España e Italia, con cuarentena forzosa para toda la población.
No
obstante:
“We find
that that optimal mitigation policies (combining home isolation of suspect
cases, home quarantine of those living in the same household as suspect cases,
and social distancing of the elderly and others at most risk of severe disease)
might reduce peak healthcare demand by 2/3 and deaths by half. However, the
resulting mitigated epidemic would still likely result in hundreds of thousands
of deaths and health systems (most notably intensive care units) being
overwhelmed many times over”.
Las políticas de mitigación óptimas serían:
- Aislamiento de casos sospechosos.
- Cuarentena para aquellas personas que hayan tenido contacto con personas sospechosas porque vivan en su misma casa.
- Distancia social con mayores (de 70 años) y personas que estén en riesgo.
- También añaden el cierre de colegios y universidades, aunque no se mencionan en el párrafo anterior.
Estas medidas podrían
reducir la demanda del sistema de salud en 2/3 y las muertes en un 50%. A pesar
de todo, habría centenares de miles de
muertos y el sistema sanitario estaría sometido a una fuerte presión.
En el siguiente recuadro podréis ver un resumen de las
medidas de mitigación (no farmacéuticas, o en inglés, No Pharmaceutical Intervention).
Estas medidas durarían, al menos, unos 18 meses, que es lo
que se supone que tardará la vacuna en llegar. Podrían ser más o menos meses, no lo
sabemos.
Gráficamente, las medidas, en el caso de que se hicieran
correctamente, podrían situarnos en el siguiente escenario (el gráfico es para Reino Unido, pero podemos hacernos una idea similar nosotros):
Hemos de saber que la mayoría de la gente no ha pasado la
enfermedad, por lo que, si implementamos estas políticas de mitigación y
supresión, pero, a partir de septiembre,relajamos las medidas, las
consecuencias pueden ser peores. Si aún no se ha creado la inmunidad de grupo,el brote puede volver con más virulencia.
Si entendemos, como dice el estudio, que la mayoría de
personas no tienen síntomas pero sí infectan (un 50% más que los sintomáticos),
la situación es mucho más complicada. Por eso, es importante que nos pongamos
máscaras al salir, porque no sabemos si somos portadores del virus (un
enlace sobre el debate de las máscaras ).
Según los datos del Imperial
Collegue, el virus afecta así, según edades:
Como vemos, a más edad, más complicaciones con el virus.
El Doctor Gaona explica este informe de forma bastante
interesante. Os animo a ver su vídeo.
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