viernes, 13 de noviembre de 2020

Leyendo “Capitalismo: 1679-2065”, de Santiago Niño-Becerra

Santiago Niño-Becerra ha publicado un libro interesante y, a su vez,  bastante desolador sobre nuestro sistema económico.  


El autor repasa la historia económica desde el origen del capitalismo hasta nuestros días, proyectando un futuro de cambios radicales en los que este sistema se acercará, inexorablemente, hacia un colapso. 


El capitalismo ha pasado por distintas etapas desde que fue emergiendo. Como características  esenciales, ya desde el nacimiento, se establecen la propiedad privada de los medios de producción y la defensa jurídica de dicha propiedad, así como el fortalecimiento de la burguesía como clase poderosa; sin olvidarnos, evidentemente, de la consolidación del trabajo asalariado (página 21). El trabajador vendía sus horas de trabajo, puesto que era su principal propiedad. 


No podemos soslayar el cambio  tecnológico que supusieron las revoluciones industriales, enfrentando al ser humano a una naturaleza por explotar hasta niveles estratosféricos y en la que la creación de riqueza parecía no tener límites. 


Niño-Becerra afirma que el capitalismo ha pasado por distintas etapas. A saber:


  • Modelo clásico.

  • Modelo de demanda.

  • Modelo de Oferta.

  • Modelo de oferta plus.

  • Transición del Modelo de Oferta.

  • El período de precrisis.

  • La crisis:

    • Fase cero: de las falsas esperanzas a las ilusiones truncadas.

    • La primera fase: la austeridad.

    • La segunda fase: los estímulos y la anfetas.

    • La tercera fase: la desconfianza y el despertar.


Si bien tras la crisis de 1929 y la II GM se impusieron una políticas keynesianas y la creación del Estado del Bienestar, parece que ahora mismo el modelo está agotado. Los salarios han ido bajando de forma paulatina desde hace décadas y el consumo de las familias, principalmente, se ha financiado con endeudamiento. Había un momento en que esta fiesta acabaría, como vimos tras el fin del boom inmobiliario y la crisis de 2008, inaugurada oficialmente con la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre de ese mismo año.


Hay algo muy importante que resaltar. Para que se mantuviera  el Estado del Bienestar era necesario el pleno empleo del factor trabajo.  No obstante, con las innovación tecnológicas, cada vez hacen falta menos personas para generar una unidad de PIB, lo que desemboca en un crecimiento económico sin creación de empleo o con generación de empleo muy precario.


E capital tienen a concentrarse, eliminando la competencia y creando monopolios y oligopolios, como se puede ver en el caso de las grandes tecnológicas (Google, Facebook, etc. ). Otro elemento es que, gracias a Internet sobre todo y a las desregulaciones, el capital puede generar beneficios moviéndose a base de clics en operaciones no basadas "en la economía real". Circulando alrededor del mundo a velocidades lumínicas sin prácticamente fronteras, se reduce aún más, si cabe, el margen de maniobra de los estados.


Ante la falta de dinamismo económico, los estados se endeudan constantemente entrando en un círculo vicioso: bajos salarios + desempleo + deuda privada= falta de demanda + necesidad de estímulos + deuda pública. Nos encontramos con un exceso de oferta de productos y servicios que no se pueden consumir. 


Y todavía no hemos hablado del deterioro medioambiental. 


En este ensayo encontraréis una amplia cronología con multitud de acontecimientos, no solo económicos, sino también políticos, culturales  y sociales.  Además, cada capítulo se compone de pequeños análisis, como si fueran posts de un blog, precedidos por citas, breves entrevistas o análisis de personajes de relieve que el autor ha recopilado casi siempre de la prensa. 

  


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