jueves, 26 de diciembre de 2013

La luz como sector estratégico



Tras el espectáculo dantesco de enterarnos que la luz iba a subir un 11% en enero, el gobierno ha paralizado la subasta en un intento de que no se le eche más encima la opinión pública. La energía, sector estratégico donde los haya, no sólo es importante para la competitividad de nuestras empresas, existen miles de familias a las que se les ha cortado la luz por no poder pagar. Esto último, en invierno, es un insulto. 

Según podemos leer en El País, “desde 2007, la factura eléctrica se ha disparado en España un 60%, mientras que la renta media de los hogares se ha reducido un 8,5%, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística. La consecuencia: la tasa de pobreza energética ha pasado del 5,9% en 2008 al 10% en 2010, según los datos de la Asociación de Ciencias Ambientales, que estima que en 2012 pudo alcanzar, incluso, al 15%”. En plena crisis económica, con una demanda energética a la baja, que suba como sube el precio demuestra que algo no funciona bien. Además, cuando un sector tiene unas barreras de entrada tan altas y existen pocas empresas, ¿alguien piensa que no se pueden poner de acuerdo? Como ocurre con el sector de  la banca,las sospechas y posibilidades de manipulación de precios son increíblementealtas.


Las eléctricas cortaron la luz a 1,4 millones de viviendas en 2012 por falta de pago.  Cataluña ya ha adelantado que impedirá que las familias se queden sin luz y sin gas este invierno. Algo lógico, el estado debe ayudar en la medida de lo posible a aquellas familias sin recursos. El sector energético está controlado por un oligopolio en el que antes era el estado quien mandaba. Los monopolios públicos pueden no ser buenos, pero los privados tampoco.

Las eléctricas ya han anunciado que están totalmente en contra de la decisión del gobierno de paralizar la subasta, exonerándose ellos mismos de cualquier culpa, pero lo que está claro es que algo huele mal.

Y la pregunta obligada es: ¿cómo se calcula el precio de la luz? Pues para mí es tremendamente complejo comprender todo este tinglado. He estado rastreando la red en busca de información. Según podemos leer en consumer.es, la factura se compone de los siguientes bloques:

  • Menos de la mitad de la factura de la luz se destina para pagar lo que se ha consumido (en torno a un 45%).
  • Impuestos (alrededor de un 20%)
  • El déficit de tarifa.
  • Las primas a las energías renovables.
  • Las compensaciones extrapeninsulares o los impuestos y las distintas subvenciones, todos ellos factores ajenos a las compañías eléctricas.

Pero desglosemos aún más. Sigo citando la misma fuente punto por punto:
 
  • La energía (23,8% del precio que pagamos). “El coste de la energía que abonan los clientes acogidos a la TUR ( Tarifa de Último Recurso), se estipula mediante una subasta en libre competencia que se celebra cada tres meses y que se conoce como CESUR (Compra de Energía para el Suministro de Último Recurso)”. ¿Libre competencia?, me pregunto.
  • Las subvenciones al régimen especial (19,7% del precio) o prima a las renovables. Según los datos, esto cuesta cerca de unos 7000 millones de euros al consumidor.
  • Los impuestos (19,4% del precio).  Aquí se introduce el IVA, que ya subió en su día el tipo máximo del 16% al 18%, y el tipo medio del 8% al 10%.

  • La distribución (15,2% del precio).
  • La amortización del déficit (8,5%). Supuestamente existe una deuda con las eléctricas que hay que pagar. Este déficit de tarifa, en vez de auditarse correctamente y valorarse con transparencia, es un dinero que debemos y que estamos pagando con creces.

  • Otros costes (8,1%).

  • El transporte (4,7%). Las líneas de transporte trasladan, en alta tensión, la energía eléctrica desde las instalaciones de producción hasta las poblaciones.


Veamos en un gráfico la evolución de los precios desde 2012:



 Fuente diario El País.


Ya veremos cómo termina toda esta guerra, pero los gobiernos han beneficiado a las eléctricas, penalizando incluso el autoconsumo energético. Es muy difícil iniciar una disrupción tecnológica que baje los precios si todo queda en manos de los grandes y el Estado, una vez más, es el instrumento en manos de oligopolios privados e intereses minoritarios.

Os paso un artículo sobre algunas malas prácticas delsector eléctrico escrito por el economista Juan Torres López.

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