Este sábado pude ver a través de Internet -se emitía por televisión pasada la medianoche y para mí esas horas ya son de sueño- un interesantísimo reportaje sobre La City londinense emitido por el programa “En Portada” de RTVE. Se agradece que en televisión se hagan documentales con contenidos de calidad como este.
La City se ha convertido en un foco de
atención permanente, sobre todo tras el inicio de la crisis actual que vivimos.
Como si fuera un nido de piratas sin corazón, este centro financiero es objetivo de críticas constantes, pero parece
ser que todavía nadie se atreve a regular uno de los centros neurálgicos del
capitalismo financiero a nivel mundial.
El documental se inicia acertadamente con un
grupo de trileros en el puente que
encontramos a las puertas del Parlamento británico. La gente, que todavía no
conoce la estafa, se acerca inocentemente y hace sus apuestas. Un negocio muy
sugerente para el que lo hace, pero nefasto para el que cae en su trampa.
La City sólo es una parte de Londres, pero es
la más influyente. Como decíamos, uno de
los principales centros financieros
del mundo. Como si fuera una parábola más del destino, al norte de La City se
encuentra el cementerio donde yace Karl Marx. El filósofo alemán ya advirtió
sobre los problemas intrínsecos que aparejan el capitalismo y la deuda hace ya
bastantes años. Lo curioso es ver cómo multitud de chinos visitan la tumba del
autor de “El Capital”, cuando China es uno de los grandes imperios capitalistas
y, sobre todo, un cliente predilecto de la actividad financiera de Londres.
La City es un estado dentro de un estado. Un
territorio de 2 kilómetros cuadrados donde trabajan más de 350.000 personas,
pero no llega a tener, en la actualidad, más de 9.000 residentes. Tiene
autonomía administrativa desde hace más de 1.000 años y hasta la reina pide
permiso al alcalde de la zona antes de entrar. Dicho alcalde tiene rango de
ministro.
El grupo de trabajadores que pasa su jornada
aquí es amplio: abogados, analistas, brokers, empleados de banca, etc. Se trata
de un entorno muy competitivo donde no se tolera el fracaso y en el que el
estrés constante puede hacer vivir momentos de auténtica histeria.
Más de 500 bancos operan en la milla más rica
del planeta. Las empresas tienen derecho a voto en la City, y lo hacen en
relación al número de empleados. Además de los 9.000 residentes, el voto de las
corporaciones se suma a la elección de los representantes políticos. Según su alcalde, es un método muy
democrático, aunque nos recuerde al voto censitario del siglo XIX.
La desregulación financiera de los 80, con
Thatcher a la cabeza, permitió a La City
funcionar como centro estratégico del capital mundial y, con el secreto
bancario, prácticamente funciona como un paraíso fiscal para fortunas de todo
el planeta. Las Islas Caimán o Gibraltar, paraísos fiscales pertenecientes a
Inglaterra, son núcleos dinamizadores de dinero cuyo epicentro es Londres.
El 80% de las personas que trabajan en la
City lo hace en banca. Sobre ésta recaen todas las sospechas de fraude y, en
última instancia, de haber provocado la crisis.
Pero es que los negocios del sistema
financiero en esta especie de casino global se mueven rápidamente de un sector
a otro. Parte de las inversiones del dinero de la banca, por ejemplo, va
destinada a materias primas, un negocio especulativo con consecuencias directas
en los precios. La información circula por Internet a velocidades lumínicas y
toda acción tiene una reacción en cadena en cuestión de horas.
A nivel global, desde todos los estratos
económicamente influyentes se creyó
que el crecimiento era indefinido, sin pausa, sin límites, hasta que llegó la
actual crisis. La concentración de poder y las desigualdades plantean un
panorama desolador en el que las actividades de la banca son cada vez más
cuestionadas. De hecho, muchos bancos tuvieron que ser rescatados por el Estado.
El miedo a ser despedidos, la tensión constante, hace que muchos empleados no
digan nada a pesar de ser testigos de ciertas irregularidades. Viven en una burbuja,
porque no ven de cerca las consecuencias de sus decisiones: ni los despidos en
España, ni la crisis en Grecia, etc.
A pesar de haber sido rescatados, los sueldos
de los directivos siguen siendo millonarios.
¿Por qué la
política sigue permitiendo esto? Según escuchamos de boca de uno de los
participantes en el reportaje, porque los partidos políticos mayoritarios en
Gran Bretaña se financian o se han financiado a través de la City.
La inestabilidad que provoca el capitalismo
sin control puede hacer peligrar el sistema. ¿Estará el enemigo más fuerte del capitalismo entre sus defensores más
acérrimos?
A continuación os dejo el documental. No os
lo perdáis.
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