Desde que oí por primera vez hablar de los bitcoins, llevo con ganas de profundizar un poco el en concepto de esta moneda “virtual”.
Según muchos analistas, puede ser la alternativa a las monedas oficiales,
incluso al oro como reserva de valor. Sin embargo, como todo invento que está
sujeto a las leyes de oferta y demanda, parece que la inseguridad y la burbuja
se ciernen sobre ella.
Según leemos en la red, un bitcoin es una moneda digital, un protocolo y un software que
permite:
- Transacciones instantáneas punto a punto,
- Pagos en todo el mundo,
- Bajos o cero costos de procesamiento
- Y mucho más
La moneda fue concebida en el 2008 por un programador llamado
Satoshi Nakamoto. Al no estar bajo mando de ningún organismo central ni banco
emisor, nadie sabe específicamente quién la controla ni quién la crea, pero se
está convirtiendo en atractivo para inversores; además, el Departamento de Justicia de Estados Unidos la
declaró el pasado noviembre como «medio legal de intercambio», por lo que vivió
el bautismo regulatorio que en cierta medida necesitaba.
Su precio se ha
disparado mientas que, por ejemplo, el del oro está contenido. El hecho de poder
comprar bitcoins por Internet supone
una facilidad tremenda para invertir en esto, y si además circula por la red
como refugio en época de crisis, la especulación está servida.
Como podemos leer en El Economista: “A principios de año, se
podía comprar un bitcoin por 13 dólares. En retrospectiva, parecía el
robo del año. Sin embargo, hace una semana el precio se disparó hasta los 900”
El dinero se basa en la confianza, es una forma de “trueque” que poseemos para
no tener que estar intercambiando mercancías por otras mercancías menos cómodas
para trasladar. Si la gente decide comprar y vender usando bitcoins, al final se convierte en una moneda más real que las transacciones
financieras que vemos. Al fin y al cabo, si pagamos por Internet o a través de transferencia
y no en metálico, ¿no son las monedas un mero resultado informático basado en
bits? ¿Realmente existe toda esa cantidad de dinero circulando en el mundo?
Desde que el dólar se desligó del patrón oro -como el resto de economías- y los países no
tienen obligación de mantener un número de reservas de oro que respalde su
emisión de moneda, las sumas astronómicas tanto de endeudamiento de los gobiernos como el de las
burbujas son algo común. Se habla de trillones de dólares como el que habla de kilos
de naranjas. ¿Puede haber algo más virtual?
La oferta de bitcoins
es limitada y, según se establece, se creó para ser reserva de valor, como hasta
ahora funciona el oro. No puede haber una cantidad infinita de bitcoins; de hecho, ahora mismo hay once
millones de bitcoins en circulación y en su momento el algoritmo acabará
creando unos 21 millones.
Con el bitcoin se
pueden hacer compras, es barato de almacenar y, según algunos, difícil de robar.
También puede ser un núcleo de blanqueo de dinero, pero eso también pasa con el
oro u otras monedas o bienes. Las transacciones son anónimas y si se compra con
bitcoins, al no ser una moneda como
tal, se considera que lo que se hace es un intercambio al puro estilo del trueque, como si cambio
patatas por lechugas. Este intercambio, evidentemente, puede no ser detectado
por Hacienda.
¿Terminaremos todos pagando con bitcoins? Lo dudo, pues es una moneda universal no controlada por
la política estatal o corporativa. Pero, quizás, en un futuro no muy lejano,
sea más común de lo que lo es ahora.
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