El capitalismo es tremendamente sensible a la euforia y al
pánico. Cualquier comentario puede conllevar, como ya establecía la teoría del
caos, una reacción en cadena a miles de kilómetros de distancia. El desarrollo en
los medios de comunicación y transporte, la innovación en el sistema financiero,
así como tantos inventos habidos y por haber, hacen de nuestra realidad
económica y social algo muy complejo. Como intento, y digo intento, de capear el temporal económico que desata las tormentas recesionistas se fundó, hace 100
años, la Reserva Federal Americana.
En 1907, tras una grave crisis económica y bursátil, un
grupo de banqueros -los más poderosos en EEUU en esa época- decidieron idear un sistema que pudiera inyectar
liquidez en casos de extrema necesidad, creando así una herramienta que
aspiraba a ser el “prestamista de último recurso”. Si los bancos quebrasen, la
Reserva Federal actuaría de dique para evitar un colapso en el sistema
financiero y, por extensión, en todo el sistema económico.
Cuando en 1913 Wilson llegó al poder, una de sus promesas
consistía en crear un gran Banco Central ajeno en cierta medida al control del
sector privado y dirigido por un grupo de gobernadores elegidos por la Casa
Blanca y el Congreso.
El 23 de diciembre de ese mismo año se creó la Reserva
Federal. Pero, como buen Banco Central
que se precie, no sólo se limitó a ser el prestamista último en caso de
necesidad, sino que se convirtió en al actor que controlaba la cantidad de
dinero en circulación. O sea, pasó a ser el director de la política monetaria.
Vilipendiada tanto por liberales -que consideran que los
banco centrales acumulan mucho poder y se pliegan al poder político-,como por
otros sectores ideológicos, que piensan que son rehenes de intereses
corporativos y privados, la Reserva Federal actuó en esta crisis actual de
forma bastante diferente a como lo está haciendo el Banco Central Europeo.
Inyectando liquidez a la economía americana
y facilitando unos tipos de interés bajísimos, el empleo es un asunto
prioritario en la política monetaria de EEUU, mientras que en Europa, debido a
la obsesión alemana, es la inflación nuestro caballo de batalla.
Sin embargo, a
pesar de una política monetaria expansiva, la inflación en EEUU estaba en
noviembre de 2013 al 1,23% , no llegando en ningún mes de 2013 a superar el 2%. Esta última cifra es la
que se estima como límite máximo en Europa de cara a restringir la liquidez y
activar todas las alarmas. En noviembre de 2013, en la zona Euro se registró una inflación del 0,9%,
no muy inferior a la de EEUU. Además, si comparamos las cifras de desempleo
entre EEUU y Europa, es posible que también nos llevemos unas cuantas sorpresas.
Si bien Milton Friedman y muchos neoliberales culpan a la política monetaria expansiva de la
inflación, parece que en este caso en EEUU no se está cumpliendo esa regla.
¿Estarían mejor con restricción de crédito? ¿Estamos mejor en Europa con la
actitud del Banco Central Europeo? Friedman llegó incluso a culpar a la Reserva
Federal de la crisis del 29, exonerando al sistema capitalista de eso. En su
libro “Libertad de elegir” culpabiliza a la Reserva Federal y a los gobiernos
de todos los males, incluida la inflación, que considera que es producto de la
oferta monetaria y no de la subida de salarios provocada por los sindicatos
(que también son perversos).
Lo que está claro es que con la deuda monstruosa que tiene
EEUU y la crisis profunda que atraviesa Europa es hora de plantearse muchos
dogmas. Mientras tanto, seguiremos estudiando y aprendiendo de errores pasados
y previsiones futuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario