Recientemente
pudimos leer atónitos el siguiente titular: “Un grupo de presión que incluye a
Microsoft, Apple y Google inicia una campaña de lavado de imagen tras ser
cómplices de las peticiones del Gobierno”.
Tras la escandalosa revelación que nos facilitó Snowden
sobre el espionaje masivo del país del Tío Sam y de las libertades, los grandes
de Internet, colaboradores necesarios de la observación de informaciones en la
red -cuyo negocio se basa en recopilar datos y más datos de la vida de los
ciudadanos-, se han echado las manos a la cabeza. Seguridad sí, pero, por dios,
no me destroce el chiringuito.
Ya escribí hace tiempo sobre el gran hermano de Obama . La cuestión no es que todos los estados se
espíen entre ellos, sino que cada vez es más común, por lo menos tras la
revelación de Snowden en relación al control de los metadatos, que el barrido
del espionaje abarque millones de llamadas y conexiones a Internet.
Hoy en día, toda nuestra vida está en la red y, si nos
descuidamos, puede volverse en nuestra contra. El negocio de Google o las redes
sociales, enfocadas -cómo no- al marketing, está en recopilar tanta información
del usuario/consumidor como sea posible. Esta información se puede usar para
personalizar la publicidad, saber qué gustos o tendencias pueden ser más
proclives a generar negocio en un futuro, etc., pero, si el Estado se mete de por
medio con su seguridad y su razón patriótica,
puede perfectamente diseñar perfiles detallados de cualquier individuo.
Pero no es la cuestión individual la que persigue este
espionaje masivo, no lo creo. Al igual que el marketing busca tendencias
sociales de una masa de consumidores, esta nueva forma de “velar” por la
seguridad usando Internet y los metadatos no busca otra cosa que anticipar
posibles movilizaciones, manifestaciones, corrientes de opinión o acciones no
deseadas por el poder. Es así. Es imposible separar el grano de la paja en
millones de llamadas y correos electrónicos, pero en las redes sociales, sí es
mucho más accesible controlar páginas,
grupos, perfiles colectivos u otros foros de interés. Si se puede hacer, se
hará, por lo que ya va siendo hora de que nos fiemos del poder lo menos
posible.
Pero claro, para el nuevo
marketing social media, que seamos cada vez más cautos utilizando nuestra
información personal es un obstáculo no apetecible. En democracias en las que el
ciudadano debe velar por su individualidad y por sus derechos, no es de agrado confiar en compañías de Internet que ceden tus datos a la primera de
cambio. De hecho, que el gobierno “obligue” a estas corporaciones a facilitarles información personal daña la
confianza del usuario, lo que a la postre puede desencadenar pérdidas multimillonarias
para el sector. Según un estudio citado por el diario The New York Times
al que hace referencia el diario El País, la pérdida de la confianza podría costar a la industria para el año
2016 hasta 180.000 millones de dólares en pérdidas, una cuarta parte de sus
ganancias.
Google, Microsoft, Apple, Yahoo, Facebook, Twitter, AOL y LinkedIn
han decidido presentar un documento conjunto con una serie de peticiones. Tiene cinco puntos clave que os paso a continuación:
- Limiting Governments’ Authority to Collect Users’ Information.
- Oversight and Accountability.
- Transparency About Government Demands.
- Respecting the Free Flow of Information.
- Avoiding Conflicts Among Governments.
Traduzco más o menos con mi inglés medio y amplío:
- Limitar la autoridad del gobierno para recopilar la información de los usuarios. Aquí se pide limitar la capacidad del gobierno para recopilar información “en masa”, exigiendo que se centre en vigilar a usuarios específicos y sospechosos. O sea, centrarse en el espionaje de toda la vida y no en las increíbles opciones que te proporcionan las nuevas tecnologías para saber lo que hace todo el mundo.
- Supervisión y rendición de cuentas. No es otra cosa que moverse bajo el imperio de leyes específicas.
- Transparencia acerca de las demandas del gobierno. Se solicita poder informar al público sobre las demandas del gobierno en cuanto a recolección de información y que el gobierno informe, lo antes posible, de sus actividades de recopilación de datos. Para mí esto es utópico, porque si algo caracteriza al poder es su opacidad.
- Respetar la libre circulación de la información. Aparte de no influir o impedir la libre circulación de la información entre países, también se solicita al gobierno que no exija a los proveedores de servicios información para localizar infraestructuras dentro de las fronteras de un país.
- Evitar conflictos entre los gobiernos. Supuestamente se conseguiría creando marcos jurídicos de cooperación entre países para el tratamiento y la solicitud de información.
Bueno, veremos en
qué queda todo esto, pero, desde luego, no me diréis que la realidad no supera
siempre a la ficción.
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