Os dejo mi nuevo artículo de prensa publicado en Almería 360º
Si el último barómetro del Centro de Investigaciones
Sociológicas, con datos de marzo, establecía que el principal problema de los
españoles es el paro -un 82% de los encuestados así lo afirma-, vemos cómo de
nuevo, y acercándose las elecciones europeas, se promete por parte de los
candidatos terminar con una lacra que desgraciadamente arraiga fuerte en
España. Estaría bien que firmaran sus promesas a hierro y fuego y bajo la
mirada atenta de un notario por si no cumplen lo que prometen, que, como
ustedes sabrán, es una permanente entre los que se deciden a regir el destino
de los ciudadanos pidiendo nuestro voto. Usted prometa crear empleo, pero
dígame cómo lo va hacer. Y si no lo hace, márchese.
Estas elecciones
europeas se tornan interesantes, aunque a veces no sé si huir de los
tecnócratas o de los mesías.
La última Encuesta de Población Activa, relativa al primer
trimestre de 2014, arroja una serie de datos que me gustaría compartir con
ustedes: en España tenemos 5.933.300 desempleados. La ocupación ha bajado en
184.600 personas hasta situarse en un total de 16.950.600. La tasa de actividad
se sitúa en el 59,46%, la más baja desde el segundo trimestre de 2007. En un
año la población activa se ha reducido en 424.500 personas.
¿Qué significan los datos anteriormente expresados? Pues ya
sea por la emigración, por las jubilaciones o por el hastío de personas que
buscan empleo y, al no encontrar, claudican en el intento, estamos perdiendo
población activa a ritmos forzados. Aun así, el desempleo no termina de
descender. Si nuestra tasa de actividad se sigue reduciendo, afrontar el
sistema de pensiones actual va a ser una ardua tarea.
Como les decía, cuando se sabe que no se va a terminar con
el desempleo, los gobernantes tienen varias formas de afrontar su fracaso:
culpar al gobierno anterior, culpar a otros países, culpar al sistema
socioeconómico o, más hiriente si cabe, culpar al propio desempleado. Si se
criminaliza al parado diciendo que no quiere trabajar, entonces el paro deja de
ser un problema social para convertirse en un problema que vive un individuo
que quiere parasitar a los demás.
Criminalizar al desempleado puede llevar a que, como está
ocurriendo, determinadas comunidades autónomas digan que los desempleados
tienen que realizar “trabajos para la comunidad”. Y ustedes pensarán que si la
comunidad necesita este servicio, por qué a estas personas no se les hace un
contrato de trabajo en vez de amenazarlas con quitarles la prestación. Pues
bien, está claro, si se puede tener mano de obra gratis, no pidamos estrujar el
presupuesto. En un país en el que los hogares que tienen a todos sus miembros
activos en paro se han incrementado este trimestre en 53.100, situándose en la
friolera de 1.978.900, decir que estas familias son culpables de lo que les
pasa es arriesgado. ¿Realmente la gente es masoquista y prefiere pasar
necesidades a trabajar? Me parece bochornoso. Pero, como les decía, cuando un
problema social no se puede o no se quiere solucionar es mejor repartir culpas
a diestro y siniestro.
Para mí, el paro es un problema político. Es la política la
que maneja el presupuesto, la que recauda impuestos y la que regula un marco
para el desarrollo o no de un sistema económico eficaz. La política establece
normas para que, por ejemplo, nos suba o no nos suba el precio de la luz como
se está haciendo. Es desde la política donde se fomenta la pequeña empresa o
donde, por el contrario, se legisla a favor de oligopolios corporativistas. La
política decide si el IVA del pan es mayor o menor que el de un paquete de
tabaco. La política dice si hay más becas o menos; si hay dinero para rescatar
autopistas de peaje privadas o universidades. Si ustedes ven a alguien con poder
económico, la mayor parte de las veces estará cerca del poder político, aunque
luego se dedique a decir que el estado no es necesario. Y así un largo
etcétera.
Si bien somos, como individuos, partícipes de lo que nos
pasa en un gran porcentaje de nuestras decisiones, no me sirve como solución
hablar de que es posible reducir el desempleo por debajo del 20% sólo con
automotivación y ganas. ¿Qué pasa, por ejemplo, con la formación tan necesaria
para los desempleados? Pues ya han visto ustedes el cachondeo que ha habido con
los fondos destinados a una población tan vulnerable. De nuevo, la política. Lo
tengo claro, para cuentos prefiero leer al tristemente fallecido García
Márquez. De la política quiero hechos y, al día de hoy, el paro sigue siendo el
principal problema social y político que tenemos en nuestro país.
@Hecjer
Buenísimo el artículo, Héctor. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que la política es la que puede hacer o deshacer en el tema del paro. Y por lo que estoy viendo, se dedica más a deshacer que a hacer.
ResponderEliminarPero no podemos dejar toda la responsabilidad a los políticos. Se supone que los hemos elegido para que nos representen, y hemos delegado en sus manos todo el poder de decisión. Y si no están actuando acorde a nuestros intereses, pues somos nosotros quienes debemos quitarlos de esa poltrona. ¿No haces bien tu trabajo, político? Pues a la puta calle.Y a responder de tu gestión ante los tribunales y afrontar responsabilidades, como el resto de ciudadanos.
Un saludo, y felicidades por tan buen trabajo de divulgación.
Totalmente de acuerdo, Pepe. ¡Un saludo y gracias por el comentario!
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