He podido leer recientemente que el 81% de las pymes, segúnun estudio de LinkedIn, usa las redes sociales. De ellas, más del 90% lo hace con finalidades de
marketing. Ya sea para publicitar productos, ya sea para venderlos
directamente, Internet es un verdadero canal de ventas.
Es evidente el potencial que encuentran las pymes, empresas
pequeñas cuyos presupuestos siempre andan ajustados, para implementar políticas
de comercialización y difusión de sus productos a través de las redes sociales.
Con un coste mínimo, pueden crear vías muy útiles para comunicarse con sus
clientes, escuchar lo que dice su comunidad, aprender de ella o, si saben conectar bien, aumentar su
facturación gracias a la red.
La cuestión principal es que la pyme entienda el hecho de que
el mercado, como siempre repito que decía el manifiesto ClueTrain, son
personas. Personas que conversan, que recomiendan o que critican en función de
sus intereses o gustos. Esas personas, nuestra comunidad, es el mayor activo.
Si tenemos a gente que está contenta con nuestro producto y decide reconocerlo
en todos los foros posibles, aquel consumidor dubitativo tendrá más razones
para elegirnos.
¿Qué pasa con las críticas? Pues si es un troll, ya se sabe cuál
debe ser la actitud; pero lo principal es leer bien la crítica y reconocer
posibles errores o cosas que no se hacen bien. Eliminada la opción del sabotaje
gratuito, el cliente quizás tenga razón en echar pestes de algo que vende
cierta empresa. Ante eso, nada
mejor que actuar con rapidez para
resolver el problema, tanto en la red como en la vida del producto.
Si algo exige el estar en el 2.0 es velocidad de acción. No
podemos ver cómo se crean crisis en Internet y no reaccionar. La burocracia
excesiva es incompatible con estar en la red, así como esas jerarquías absurdas
en las que un jefe sabelotodo tiene que dar el visto bueno a cada paso que se
dé en la organización. El 2.0 exige horizontalidad y, sobre todo, autonomía
para la persona o personas que se encarguen de esto. Por eso, es importante
diseñar un buen plan estratégico, detallar los objetivos y establecer las
líneas de actuación, o sea, desarrollar lo que viene siendo un Social Media Plan. Así detallaremos cómo
funcionar en las redes sociales sin necesidad de improvisar o estar pidiendo
permiso cada vez que damos un paso.
Lo mejor de las redes sociales y de Internet, en general, es
que conectan a gente con intereses comunes, establecen diálogo con personas a
las que les motivan aspectos similares. Al fin y al cabo, la red es el proceso
mediante el cual se ha acabado con la distancia. Quien no entienda esto último,
no entenderá lo que realmente supone el 2.0 en la nueva cultura global.
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