La importancia de Internet y las nuevas tecnologías en la
economía mundial está más que demostrada. No sólo por su carácter transversal -la
tecnología incrementa la productividad del trabajador y la conectividad entre
centros económicos-, sino también porque sus principales empresas, las más
afamadas y potentes, se han colado entre las primeras en cotización bursátil.
Como podemos leer en la prensa, Google ha “igualado a la
petrolera ExxonMobil como la segunda
mayor compañía cotizada. La valoración bursátil de la puntocom ha llegado a los
395.400 millones de dólares (289.986 millones de euros) al cierre de la sesión
de este viernes (7 de febrero), tras anotarse un alza del 1,5% en la jornada.
La acción de la tecnológica de Mountain
View se cambia ahora a 1.177 dólares.”
El valor de una acción, tras el desastre de la burbuja puntocom
y otras tantas burbujas especulativas, no nos trasmite realmente la necesidad que
tenemos de esa empresa. ¿Es tan importante Google
como para que valga más que una megapetrolera? Pues, en realidad, en la
economía actual, parece que sí. Y no porque en nuestro día a día sea más importante
el petróleo -pieza fundamental de las economías desarrolladas- que Internet-
invento relativamente reciente, pero que se ha implantado con fuerza-, sino
porque la perspectiva del futuro pasa por la red.
Comprar o vender acciones, reunirse, adquirir propiedades,
invertir, comerciar, etc. son actividades que alcanzan límites frenéticos
gracias a Internet. Es más importante saber qué quiere consumir una persona,
dominar la información que publicamos en nuestro día a día, que otro recurso estratégico, sobre todo
cuando Google fortalece su dominio en
una imagen evidente de cuasi monopolio. ¿Economía?, ¿marketing? La información
es poder.
Google está demostrando
que su tendencia es captar cada vez más tu actividad no sólo en la red, sino en tu devenir informático.
En su férreo ánimo por expandirse, el buscador, una vez tienes un correo
electrónico con ellos a través de Gmail,
te obliga a pertenecer a su red social (Google +) y a su canal de vídeo (YouTube). Pero aquí no queda la cosa: ya puedes organizar tu agenda
gracias a Google Calendar o disfrutar
de otros servicios, desde los hangouts hasta
el Drive. Este último te permite
tener un paquete office en la nube
que hace que casi no dependas de Microsoft.
La lucha entre Facebook
y Google por la economía de la
atención se basa, como hemos comentado muchas veces, en que una vez entres en
su mundo, no necesites salir de su red para seguir navegando. Claro, Google lo tiene más fácil, así que Facebook tendrá que ir perfeccionando su
buscador si quiere reducir el dominio del primero. Pero también Google necesita de su red social para no
perder la posición frente a Mark Zuckerberg.
En relación a la telefonía móvil, Android ha fortalecido
mucho su espacio frente a Apple y su
mundo cerrado sólo para ellos. Como veis, Google
es una tela de araña que abarca todos los rincones del mundo cibernauta.
A modo de conclusión, me gustaría lanzar una pregunta al
aire: ¿cuántos puestos de trabajo tiene ExxonMobil
y cuántos Google? Está claro que cada
vez está menos relacionado el valor en bolsa con la creación de puestos de
trabajo. Pero, por otro lado, lo que aporta Internet al resto de empresas es,
sin duda, de un valor enorme. Y aquí Sillicon Valley tiene mucho que decir.
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