Esta semana he estado entretenido leyendo una
biografía de Steve Jobs escrita por Karen Blumenthal y publicada por Punto de Lectura. Hacía tiempo que
quería profundizar un poco más en la figura de este gurú tecnológico, ejemplo
para muchos de emprendedor, inventor e innovador. En mi caso, y tras la lectura
pormenorizada de su vida, creo que una cosa sí tenía Jobs, como luego en las
conclusiones afirmaré: era un visionario peculiar. Su idea de la tecnología, ya
fuese por su afición al mundo Zen o por cualquier otro motivo, partía de una
visión humanista y sencilla, y esa imagen la impuso incluso en contra del
criterio de muchos expertos. A veces funcionó y otras no.
El 5 de octubre de
2011 fallecía Steve Jobs y la conmoción en los seguidores de Apple
fue tal, que pareció que nos abandonaba una auténtica estrella del Rock. ¿Un
gurú de las tecnologías que era capaz de generar tantas pasiones? No sé si es
para tanto, pero repasemos un poco qué pasó a lo largo de sus años de vida para
ver si había motivo suficiente para dicha admiración.
La biografía arranca citando el famoso
discurso que Jobs realizó en una graduación universitaria de Stanford en 2005.
Él mismo dividió su vida en tres momentos: el arranque de Apple, su despido de la compañía que fundó y sus inicios en Pixar y, por último, su grave enfermedad.
Jobs era hijo
adoptivo y su madre biológica, Joanne Schieble, sólo quería darlo en adopción a
una familia cuyos padres tuvieran estudios universitarios. Paul y Clara Jobs sólo tenían
estudios secundarios, pero prometieron que intentarían por todos los medios que
el joven Steve estudiara en la universidad.
Cuando se analizan la infancia y la
adolescencia de Jobs se sacan una serie de conclusiones. Primero, que era un
joven muy inteligente e hiperactivo; y segundo, que no le gustaba atenerse a
las normas establecidas: “quería leer y cazar mariposas”, comentaba él (pág.
18).
La familia Jobs se trasladó a Los
Altos, una ciudad ubicada en el condado de Santa Clara en el estado
estadounidense de California. En
los años 60 y 70 esa zona sería una de las más activas no sólo en cuanto a
desarrollo tecnológico se refiere, sino a que albergó además un potente
movimiento contracultural que, sin duda, influiría de lleno en Steve (págs. 23
y ss.). El LSD circulaba tan deprisa
como los chips y los circuitos tecnológicos. Ingenieros informáticos
compartían cafeterías con los hippies en una época histórica crucial
para entender lo que ha sido la explosión tecnológica de los últimos 40 años.
En su nuevo hogar, Jobs conoció a
Wozniak, el que fuera cofundador de Apple,
un hombre apasionado de la electrónica. Este suceso será crucial para el
desarrollo posterior de la compañía, puesto que, aunque Jobs era muy
inteligente, el que verdaderamente construía máquinas y ordenadores era
Wozniak.
A partir de la página 55, la
autora se mete de lleno en la etapa universitaria de Jobs, muy famosa tras el
discurso anteriormente citado. Jobs no estudió nada; bueno, nada de lo que
oficialmente tenía que estudiar para sacarse una carrera. Y eso a pesar de que se encaprichó en ir a
una universidad privada extraordinariamente cara. Allí tuvo contacto con movimientos
alternativos, se hizo vegetariano, experimentó con drogas, durmió en las
habitaciones de sus amigos porque no podía pagar el alquiler, recogió botellas
de refresco para venderlas, etc. Aunque comía algo caliente una vez a la semana
en el templo de los Hare Krishna y acudía a esas clases de tipografía que tanto
influirían en su trabajo tecnológico, Jobs volvió a casa de sus padres.
En 1974 entró a trabajar en Atari,
la famosa empresa dedicada a crear videojuegos. Los compañeros de trabajo de
Jobs lo calificaban como alguien extraño, que olía mal y con un carácter muy
difícil. Pero su paso por Atari no
fue el de cualquier joven con ganas de trabajar en lo mismo día tras día.
Pasado un tiempo, se fue a la India, un
viaje que transformó aún más su mente.
Tras el regreso de su viaje, Jobs
inicia Apple (pág. 69) junto con Wozniak en el famoso garaje del
primero. Un ordenador metido en una caja, bien cerrada y con posibilidades
infinitas para el usuario era cada vez más posible con el desarrollo de los
chips y demás inventos tecnológicos que estaban teniendo lugar. En 1976, Jobs, Wozniak y el socio de ambos,
Ron Waynen, fundan oficialmente Appel Computer,
aunque este último la abandonará al poco tiempo.
Tras el ordenador Apple
I en 1977, llegó el Apple II y en
diciembre de 1980, la empresa sale a bolsa con un valor de 1600 millones de
dólares.
En febrero de 1981, Jobs capitaneará el proceso de creación del
ordenador Macintosh. En 1984, el
famoso MAC saldrá a la venta
precedido de un fantástico anuncio televisivo realizado por Ridley Scott y
emitido, eso sí, en la famosa Super Bowl. Este anuncio ganó varios premios y
profundizaba en la idea que tenía Steve Jobs de lo que debía ser Apple: algo distinto, original,
contracultural, rompedor. El anuncio recuerda a la genial obra de Orwell 1984, pero mejor juzgad vosotros mismos. Os dejo el enlace aquí.
En 1985, Jobs abandona Apple
tras un enfrentamiento con la directiva. Por entonces funda NeXT, nueva empresa de informática.
Venderá todas las acciones de Apple
excepto una, lo que le da capacidad para seguir siendo miembro de la empresa. Además de centrarse en NeXT sin mucho éxito, Jobs iniciará su camino con Pixar, la famosa empresa de animación
por ordenador.
El 22 de noviembre de 1995 se
estrena Toy Story, fruto de la
genialidad de Pixar. Fue un bombazo
en la taquilla y la empresa se elevó a los cielos de la animación por
ordenador, dándole una energía inusitada a Jobs.
En 1997, Jobs vuelve a Apple
y, a partir de ahí, todos conocemos su evolución mucho mejor: iPod, iPad, iPhone…
Maniático y obsesivo con la
estética eran algunos de los adjetivos que la gente que trabajaba con él solía
aplicarle. Como podemos leer en la página 278, Jobs no era un visionario, era
más bien un optimizador: “Woz creó la
circuitería para hacer el ordenador personal, pero Jobs optimizó sus ideas e
insistió en ellas y las llevó más y más allá hasta que las convirtió en Macintosh. Él no inventó las películas
de animación, ni los reproductores musicales, ni lo Smartphone, pero sí los revolucionó con una nueva forma de
entenderlos.”
Sus fracasos también eran sonados
a pesar del éxito. “Su Macintosh tenía poca memoria y carecía
de teclas de cursor, su iMac no tenía
disquetera; a su iPod le faltaba
botón de encendido y apagado. Todos eran brillantes… y también tenían sus
defectos. Pero esas imperfecciones se podían pasar por alto teniendo en cuenta
lo alucinante que era el conjunto.” (pág. 305)
En mi opinión, Jobs era muy
tenaz, y su idea siempre fue intentar llevar a cabo algo cada vez más innovador
y disruptivo, costase lo que costase. Con sus luces y sus sombras, es evidente
que la tecnología y, por qué no, el mundo, es distinto gracias a sus
aportaciones. Si os interesa la vida de uno de los grandes personajes de finales
del siglo XX, os recomiendo leer esta biografía. Como es normal, me he dejado
mucho y muy interesante en el tintero, pero el espacio bloguero es limitado.
Ficha técnica
Páginas:
368
Publicación:
06/03/2013
Género:
Memorias
Formato:
12,50 x 19 (Rústica fresada)
ISBN:
9788466326896
EAN:
9788466326896
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