viernes, 24 de enero de 2014

Analizando la figura de Steve Jobs



Esta semana he estado entretenido leyendo una biografía de Steve Jobs escrita por Karen Blumenthal y publicada por Punto de Lectura. Hacía tiempo que quería profundizar un poco más en la figura de este gurú tecnológico, ejemplo para muchos de emprendedor, inventor e innovador. En mi caso, y tras la lectura pormenorizada de su vida, creo que una cosa sí tenía Jobs, como luego en las conclusiones afirmaré: era un visionario peculiar. Su idea de la tecnología, ya fuese por su afición al mundo Zen o por cualquier otro motivo, partía de una visión humanista y sencilla, y esa imagen la impuso incluso en contra del criterio de muchos expertos. A veces funcionó y otras no.   

El 5 de octubre de 2011 fallecía Steve Jobs y la conmoción en los seguidores de Apple fue tal, que pareció que nos abandonaba una auténtica estrella del Rock. ¿Un gurú de las tecnologías que era capaz de generar tantas pasiones? No sé si es para tanto, pero repasemos un poco qué pasó a lo largo de sus años de vida para ver si había motivo suficiente para dicha admiración.
La biografía arranca citando el famoso discurso que Jobs realizó en una graduación universitaria de Stanford en 2005. Él mismo dividió su vida en tres momentos: el arranque de Apple, su despido de la compañía que fundó y sus inicios en Pixar y, por último, su  grave enfermedad. 

Jobs era hijo adoptivo y su madre biológica, Joanne Schieble, sólo quería darlo en adopción a una familia cuyos padres tuvieran estudios universitarios. Paul y Clara Jobs sólo tenían estudios secundarios, pero prometieron que intentarían por todos los medios que el joven Steve estudiara en la universidad.

Cuando se analizan la infancia y la adolescencia de Jobs se sacan una serie de conclusiones. Primero, que era un joven muy inteligente e hiperactivo; y segundo, que no le gustaba atenerse a las normas establecidas: “quería leer y cazar mariposas”, comentaba él (pág. 18).
La familia Jobs se trasladó a Los Altos, una ciudad ubicada en el condado de Santa Clara en el estado estadounidense de California. En los años 60 y 70 esa zona sería una de las más activas no sólo en cuanto a desarrollo tecnológico se refiere, sino a que albergó además un potente movimiento contracultural que, sin duda, influiría de lleno en Steve (págs. 23 y ss.). El LSD circulaba tan deprisa como los chips y los circuitos tecnológicos. Ingenieros informáticos compartían cafeterías con los hippies en una época histórica crucial para entender lo que ha sido la explosión tecnológica de los últimos 40 años.

En su nuevo hogar, Jobs conoció a Wozniak, el que fuera cofundador de Apple, un hombre apasionado de la electrónica. Este suceso será crucial para el desarrollo posterior de la compañía, puesto que, aunque Jobs era muy inteligente, el que verdaderamente construía máquinas y ordenadores era Wozniak.

A partir de la página 55, la autora se mete de lleno en la etapa universitaria de Jobs, muy famosa tras el discurso anteriormente citado. Jobs no estudió nada; bueno, nada de lo que oficialmente tenía que estudiar para sacarse una carrera.  Y eso a pesar de que se encaprichó en ir a una universidad privada extraordinariamente cara. Allí tuvo contacto con movimientos alternativos, se hizo vegetariano, experimentó con drogas, durmió en las habitaciones de sus amigos porque no podía pagar el alquiler, recogió botellas de refresco para venderlas, etc. Aunque comía algo caliente una vez a la semana en el templo de los Hare Krishna y acudía a esas clases de tipografía que tanto influirían en su trabajo tecnológico, Jobs volvió a casa de sus padres. 

En 1974 entró a trabajar en Atari, la famosa empresa dedicada a crear videojuegos. Los compañeros de trabajo de Jobs lo calificaban como alguien extraño, que olía mal y con un carácter muy difícil. Pero su paso por Atari no fue el de cualquier joven con ganas de trabajar en lo mismo día tras día. Pasado un tiempo, se fue a la India, un viaje que transformó aún más su mente.

Tras el regreso de su viaje, Jobs inicia Apple (pág. 69) junto con Wozniak en el famoso garaje del primero. Un ordenador metido en una caja, bien cerrada y con posibilidades infinitas para el usuario era cada vez más posible con el desarrollo de los chips y demás inventos tecnológicos que estaban teniendo lugar. En 1976, Jobs, Wozniak y el socio de ambos, Ron Waynen, fundan oficialmente Appel Computer, aunque este último la abandonará al poco tiempo.
Tras el  ordenador Apple I en 1977, llegó el Apple II y en diciembre de 1980, la empresa sale a bolsa con un valor de 1600 millones de dólares.

En febrero de 1981, Jobs capitaneará el proceso de creación del ordenador Macintosh. En 1984, el famoso MAC saldrá a la venta precedido de un fantástico anuncio televisivo realizado por Ridley Scott y emitido, eso sí, en la famosa Super Bowl. Este anuncio ganó varios premios y profundizaba en la idea que tenía Steve Jobs de lo que debía ser Apple: algo distinto, original, contracultural, rompedor. El anuncio recuerda a la genial obra de Orwell 1984, pero mejor juzgad vosotros  mismos. Os dejo el enlace aquí. 

En 1985, Jobs abandona Apple tras un enfrentamiento con la directiva. Por entonces funda NeXT, nueva empresa de informática. Venderá todas las acciones de Apple excepto una, lo que le da capacidad para seguir siendo miembro de la empresa. Además de centrarse en NeXT sin mucho éxito, Jobs iniciará su camino con Pixar, la famosa empresa de animación por ordenador.
El 22 de noviembre de 1995 se estrena Toy Story, fruto de la genialidad de Pixar. Fue un bombazo en la taquilla y la empresa se elevó a los cielos de la animación por ordenador, dándole una energía inusitada a Jobs.

En 1997, Jobs vuelve a Apple y, a partir de ahí, todos conocemos su evolución mucho mejor: iPod, iPad, iPhone…
Maniático y obsesivo con la estética eran algunos de los adjetivos que la gente que trabajaba con él solía aplicarle. Como podemos leer en la página 278, Jobs no era un visionario, era más bien un optimizador: “Woz creó la circuitería para hacer el ordenador personal, pero Jobs optimizó sus ideas e insistió en ellas y las llevó más y más allá hasta que las convirtió en Macintosh. Él no inventó las películas de animación, ni los reproductores musicales, ni lo Smartphone, pero sí los revolucionó con una nueva forma de entenderlos.”

Sus fracasos también eran sonados a pesar del éxito. “Su Macintosh tenía poca memoria y carecía de teclas de cursor, su iMac no tenía disquetera; a su iPod le faltaba botón de encendido y apagado. Todos eran brillantes… y también tenían sus defectos. Pero esas imperfecciones se podían pasar por alto teniendo en cuenta lo alucinante que era el conjunto.” (pág. 305)
En mi opinión, Jobs era muy tenaz, y su idea siempre fue intentar llevar a cabo algo cada vez más innovador y disruptivo, costase lo que costase. Con sus luces y sus sombras, es evidente que la tecnología y, por qué no, el mundo, es distinto gracias a sus aportaciones. Si os interesa la vida de uno de los grandes personajes de finales del siglo XX, os recomiendo leer esta biografía. Como es normal, me he dejado mucho y muy interesante en el tintero, pero el espacio bloguero es limitado.  

Ficha técnica
Páginas:
368
Publicación:
06/03/2013
Género:
Memorias
Formato:
12,50 x 19 (Rústica fresada)
ISBN:
9788466326896
EAN:
9788466326896

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