Fuente de la imagen: El Econmista |
En el tercer trimestre de 2007 se alcanzó la cifra de
20,5 millones de ocupados. Desde entonces hasta el tercer trimestre de
2013, se han perdido 3,7 millones de puestos de trabajo, equivalentes a un 18%
de la población activa. Sin lugar a dudas, se trata de una crisis con una
dureza bestial. Se une el desastre financiero al pinchazo de nuestra burbuja en
la construcción, que se suma, además y como es evidente, a este tiempo de
transición tecnológico que vivimos en el que nuevos empleos surgen con una velocidad inferior a la que
se destruyen los viejos.
Más elementos a resaltar en dicho artículo: el
aspecto de la formación. “El grupo de
trabajadores que no pasaron de la educación primaria vio cómo el empleo se
reducía a menos de la mitad en su grupo, mientras que en la categoría de
ocupados que habían alcanzado estudios superiores la ocupación aumentó un 2%”
entre 2007 y 2013. El colectivo de
personas que no pasaron de la primaria perdió 1,3 millones de puestos de trabajos
de los 3,7 millones que hemos comentado se han destruido a lo largo de estos
años. ¿Explicación? Pues dejar de estudiar para ganar dinero en la obra era muy
goloso. Lo que ocurre es que de eso hace ya unos años, por lo que en estos años
habría dado tiempo de intentar
recualificar a través de políticas activas de empleo a muchos de estos
desempleados. Pero, claro, ¿dónde podrían trabajar, con un modelo productivo
acabado -el de la construcción- y otro nuevo que todavía no se ha creado?
Otro dato relacionado con la formación y el empleo que
puede interesar para el análisis. Según podemos leer en un artículo publicado por El Economista, “el 54,2% de las personas asalariadas de
menos de 30 años, que no cursan estudios, está realizando un trabajo que
requiere un nivel inferior de cualificación a la que se tiene”. El problema
de la sobrecualificación es muy importante, puesto que arroja un panorama
directamente ligado a lo que comentábamos de nuestro tejido empresarial y
económico.
Con mucho que debatamos sobre bonificaciones a la Seguridad
Social, tarifa plana, estímulos de la demanda agregada, etc., nuestro modelo
productivo, basado en la construcción y en actividades temporales de poco valor
añadido como el turismo, supone un obstáculo enorme para crear empleo y salir
de la recesión. No creo que podamos resolver nuestros problemas sólo
construyendo carreteras para dar trabajo a un sector que ha pinchado. Las
alternativas tienen que ser más amplias.
La pérdida de tejido industrial por las deslocalizaciones -sólo
hay que ver los constantes ERE,- no
facilita dinamizar una economía potente. Pero, además, el peso crucial que tienen las pymes en
nuestra economía hace que cualquier recorte o problema en nuestro mercado
interno sea muy destructivo para el empleo, hecho que difícilmente puede
mitigarse con las exportaciones. La falta de acceso al crédito tampoco es que
ayude mucho, pero eso da para otro debate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario