miércoles, 12 de marzo de 2014

Sigue el incremento de la precariedad laboral


“Según el INE, en España el empleo a tiempo completo perdió 818.800 ocupados en 2013, mientras que el de jornada parcial aumentó en 146.000”. Estas palabras que podemos leer en un artículo publicado en prensa desvela bastante cuál es el panorama laboral que está dibujando España: altas tasas de paro con un incremento sin paliativos de la precariedad


El contrato a tiempo parcial supone una disminución del sueldo, y habrá que preguntar al trabajador si realmente trabaja a media jornada o, por el contrario, termina echando más horas de las estimadas por contrato sin recibir un jornal por ese tiempo extra. Esta situación es más común sobre todo desde el inicio de la crisis, como es normal; un 26% de paro hace que la gente esté muy desesperada por trabajar en “Lo que sea”. Cuando hay que pagar facturas, no se está para muchas delicadezas, y se acepta cualquier condición con tal de tener algo de ingresos.


 La pregunta que debemos hacernos es si queremos un país sin clase media, en el que el 1% de la población acumula más riqueza que el 99% restante -tal y como el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz nos analiza en su libro “El precio de ladesigualdad” -, o un país con un tejido productivo y social avanzado y más equitativo. No hablo de imponer la igualdad de resultados, algo que le gusta mucho mentar al pensamiento más reaccionario para criticar las políticas sociales, sino de igualdad de oportunidades y, desde luego, de crear  unas condiciones laborales y sociales dignas para la mayoría.

A la excesiva temporalidad y los salarios bajos,  hay que sumarle la cantidad de autónomos “forzosos”, cuyos derechos y beneficios sociales derivados de su situación laboral (véase prestación por desempleo, baja por enfermedad etc. ) son infinitamente menores a la de un asalariado.  En situaciones desesperadas, como comentaba, es mejor un mal empleo a no tener empleo. Pero, ¿es posible que este tipo de trabajo mal remunerado ayude a incrementar la demanda agregada del país? Pues seguramente no, si sumamos el nivel de endeudamiento familiar y, lo que es más importante, el miedo constante a ser despedido no hay hueco para gastar mucho. El consumo está tan estancado que hace falta bastante para que vuelva a revivir.

Desde el punto de vista empresarial es muy difícil crear capital humano cuando el personal rota tanto. La crisis hace que los contratadores no puedan prever un incremento de ventas lo suficientemente fuerte como para hacer indefinido a todo el mundo, pero la falta de dicho  capital  y de  productividad es un obstáculo enorme si queremos que una economía crezca de forma sostenible y sólida. Competir bajando salarios o competir innovando y a base de capital humano, parece un dilema que en España estamos afrontando por el camino de la devaluación interna. 


Hay que tener todos estos aspectos sociales muy en mente, independientemente de la estrategia para buscar empleo o la motivación  individual tan necesaria en estos tiempos. Si olvidamos el análisis social, podemos perdernos entre tanta cifra y tanta falsa esperanza.






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