viernes, 25 de abril de 2014

España sigue perdiendo población




  Según el Instituto Nacional de Estadística, “la población en España disminuyó en 2013 por tercer año consecutivo en algo más de 400.000 personas”, lo más curioso es que los que se van, prioritariamente, no son los nacionales, sino los extranjeros. El año pasado el padrón sufrió un descenso en sus extranjeros inscritos de nada menos que 545.980 personas, frente a los españoles que, por el contrario, aumentaron en unos 141.361. Recopilando el resto de los datos, observamos que a 1 de enero de 2014, España tiene una población de 46,7 millones. Veamos una serie de tablas para ilustrar mejor todo este fenómeno:








Distribución de los ciudadanos extranjeros por nacionalidades:
Según podemos leer en el informe del INE, “los extranjeros en España inscritos en el Padrón Continuo pertenecientes a la UE suman 2.047.532. Dentro de estos, los más numerosos son los rumanos (795.513), seguidos por los británicos (297.299) y los italianos (180.643). Entre los extranjeros no comunitarios, destacan los ciudadanos marroquíes (771.427), los ecuatorianos (218.189) y los chinos (185.250)”.
Es evidente que la crisis ha llevado a muchos extranjeros a volver a su país de origen dadas las pocas expectativas que hay en España. Además, nuestra pésima situación económica tampoco es que anime a otras personas a venir a trabajar aquí, por mucho que intenten asustarnos diciendo que nos van a invadir por la frontera de Ceuta y Melilla.
La baja natalidad española y los españoles que han emigrado se suman a lo anteriormente expuesto explicando así cómo un país en el que la población crecía constantemente se encuentra con este panorama. ¿Consecuencias a largo plazo?








Fijaos en esta pirámide de población que el INE realizó en el 2012, con una proyección de la población hasta 2052, a la sazón más optimista de la que podría darse ahora tras los últimos datos publicados. Como veis, el envejecimiento de la población es palpable, dificultando así mantener, por ejemplo, un sistema de pensiones basado únicamente en las cotizaciones a la Seguridad Social. También es importante afrontar las necesidades de una sociedad envejecida, tales como ayuda a domicilio y el desarrollo de políticas con un presupuesto en condiciones que ayuden a que nuestros mayores ahora y a nosotros mismos en el futuro se nos pueda asegurar una calidad de vida aceptable.
Lo que más me sorprende es que, a pesar del descenso continuo de la población, sigamos con unas tasas de paro tan bestiales. No quiero pensar cómo estaríamos si tuviéramos la tasa de actividad de otros países europeos. Es evidente que en España tenemos un problema grave con nuestro modelo productivo -no me canso de decirlo-, con nuestros horarios, nuestra industria y nuestra capacidad para repartir el trabajo. Mal vamos por esta senda.










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