La relación entre la crisis y la pobreza está más que demostrada.
En España, la cifra de 6 millones de desempleados sumada a la realidad de
muchos empleos precarios y mal pagados
se traduce, como es evidente, en un incremento del malestar económico.
Según Intermón Oxfam, desde que arrancó la crisis en 2008 el número de pobres ha crecido en España una media de medio millón al año. La ONG
proyecta que, en 2025, si seguimos así, existirán 8 millones de pobres más que
ahora.
Si en el año 2012 se establecía que existían más de oncemillones de pobres ,
en 2025 podemos acercarnos, si hacemos caso a las predicciones de Intermón, a
la más que increíble cifra de 20 millones. Esto, en un país de 47,27 millones
de habitantes, es para preocuparse y mucho.
Pero, ¿qué se entiende por ser pobre en España? Estaríamos hablando de un colectivo formado por
personas que viven con menos del 60% de
la renta nacional -unos 15.445 euros al año- o que sufren privaciones en la
alimentación, la vivienda, el empleo o en los niveles mínimos de bienestar.
Como decíamos, no sólo los desempleados pueden formar parte de este colectivo,
la ONG denuncia los casos de “pobreza activa” o, lo que es lo mismo, trabajadores
en activo que cobran tan poco que no les da para cubrir las necesidades
mínimas. Esos minijobs de 400 euros, a no ser que vivas con tus padres - que estén
trabajando también, pero con un sueldo digno- y tengas 20 años, se convierten
en unos ingresos que dan para poca independencia.
La competitividad por la vía de reducir salarios no puede
traer buenas noticias a corto y a medio plazo. Los datos son evidentes. El
empobrecimiento del asalariado complica las cosas para salir de la crisis,
reduce la demanda interna de un país y es socialmente inadmisible. Además, el
aumento de las desigualdades se está comiendo a la clase media, grupo social
que se ha considerado siempre como la columna vertebral de una sociedad
democrática. ¿Qué podemos esperar de un sistema político, económico y social
que permite que la mitad de su población viva en la pobreza? Pues bastante
poco.
Intermón Oxfam es muy crítica con la austeridad que impone
Europa y los distintos estados que la componen, culpándola del deterioro de la
situación social. Pero, claro, el dilema es, sobre todo tras el resultado de
las elecciones alemanas, si hay voluntad política para cambiar las cosas y si
existe conciencia por parte de la ciudadanía del contexto en el que estamos. Quizás
no, o sí, ahí están las protestas, pero como ya rezaba el cuento, se grita
tantas veces que viene el lobo que, cuando asoma la cabeza, nadie hace caso.
Los años 30 del siglo XX son un claro
ejemplo para Europa. ¿Volveremos a revivir esas décadas oscuras?
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