Billy Wilder dirigió a
Kirk Douglas en un desgarrador drama sobre el mundo periodístico y el
amarillismo titulado El gran carnaval. Con esa mirada crítica que solía
caracterizar sus obras, el genial director de cine nos mostró cómo un
periodista sin escrúpulos es capaz de inventar una noticia y generar un
gran espectáculo para una audiencia complaciente. ¿Dónde se esconde la
tenue línea entre realidad y ficción? ¿Dónde termina la noticia y
comienza la especulación?
Muchas mañanas, mientras trabajaba frente al ordenador y luchaba contra
este calor poco agradable del verano, me daba cuenta de cómo los medios
de comunicación se han dedicado a explotar la cuestión de Gibraltar.
Henchidos de patriotismo, daba la sensación de que el único problema de
España era, poco más o menos, la existencia de un paraíso fiscal que
tira bloques de hormigón a nuestras aguas. Es curioso, porque España
tiene dentro de sus fronteras una economía sumergida que, según los
expertos, roza el 20% del PIB. Pero de eso no se hablaba en las
exaltadas tertulias. Tampoco de cómo las grandes fortunas pagan menos
impuestos a través de las SICAV. La tormenta de verano se ha centrado
más en las colas de coches a las puertas del peñón que en otros
problemas sociales.
Sin ánimo de defender a Gibraltar -lo de los bloques y la guerra contra
nuestros pescadores es inadmisible-, todo esto me recuerda a ese gran
carnaval del que les hablaba antes. Animando los sentimientos más
primarios, nos olvidamos de Bárcenas (que resulta que supuestamente
tenía su dinero en algunos paraísos), de los ERE y del paro. A Margaret
Thatcher ya le vino muy bien la guerra de las Malvinas para aumentar su
maltrecha popularidad; recuerden las huelgas mineras y las grandes
movilizaciones contra sus políticas neoliberales. También he podido
escuchar a un periodista británico decir que a David Cameron le interesa
desviar la atención, ya que las encuestas le dan cierta bajada de
valoración y me imagino que desde que el parlamento británico le tumbó
la propuesta de ir a la guerra contra Siria, irán a peor. Y, por otro
lado, quizás al primer ministro de Gibraltar, Fabián Picardo, un
conflicto contra España le haga aumentar la adhesión de sus votantes.
Nada como un baño de patriotismo para que se nos olviden los problemas
internos.
Si queremos hablar en realidad de paraísos fiscales, hablemos de los 14
billones de euros que, según la ONG Intermón Oxfam, se esconden en
ellos. Pero hablemos para erradicarlos de una vez o si no, dejemos ya
esta gran hipocresía cínica que siempre ha caracterizado a las
relaciones entre países y, si me apuran, a la política en general.
Porque Gibraltar es un pequeño peñón inhóspito que sólo puede dinamizar
su economía con grandes ventajas fiscales, que hace no sólo que le
llueva el dinero por la vía de las sociedades, sino que también miles de
personas pasen la frontera para comprar tabaco barato y otros enseres a
precios muy ventajosos.
Que una familia del campo de Gibraltar trapichee con tabaco no debe ser
la noticia principal, sino que el titular debía de centrarse en que la
provincia de Cádiz tiene un 39,79% de paro. Estas cifras sí que son un
insulto ¿O acaso se cree la gente que pasando cartones en bicicleta se
hace uno multimillonario? Cuando el dedo señala la luna, sólo el tonto
se queda mirando el dedo.
Según nuestro ministro de asuntos exteriores, Margallo, la cuestión de
Gibraltar siempre ha sido una prioridad. No lo pongo en duda, pero que
se hable tantas horas de dicha cuestión me parece más una serpiente de
verano que un asunto fundamental.
@Hecjer
Artículo publicado en almeria360.com: Gibraltar y el gran carnaval http://almeria360.com/opinion/08092013_gibraltar-y-el-gran-carnaval_89980.html
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Artículo publicado en almeria360.com: Gibraltar y el gran carnaval http://almeria360.com/opinion/08092013_gibraltar-y-el-gran-carnaval_89980.html
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