Llevaba tiempo con ganas de sumergirme de nuevo en algún libro escrito por el divulgador científico y presentador del interesante programa de televisión “Redes” Eduardo Punset. El libro seleccionado ha sido Viaje al optimismo. Viene bien leer algo positivo en estos aciagos tiempos que vivimos.
En esta
obra Punset defiende una idea clara: “el pasado fue siempre peor, y no hay duda
de que el futuro será mejor”. Está claro que si miramos hacia atrás, podemos ver
cómo ha aumentado la esperanza de vida y cómo los avances científicos y
tecnológicos han incrementado las
posibilidades de mejorar nuestra calidad de vida. A pesar de los desastres que
hemos ido viviendo (y vivimos) en nuestra historia como especie humana, desde
las guerras hasta el hambre, el progreso continuo es un axioma que el autor se
ha encargado de argumentar a lo largo de
todo el libro.
La
importancia de las emociones -algo que nuestro concepto sobre la superioridad
de la razón no nos permitía ver- se coloca como el primer reto no sólo de
nuestro comportamiento, sino incluso de los sistemas educativos. La
inteligencia emocional y la intuición,
según muchos estudios, son tan importantes como otras cualidades intelectuales.
En el
capítulo 2, Punset se adentra en el tema de la crisis económica y la cultura política. Este capítulo me parece el
más flojo, puesto que, primero, culpa de la crisis al endeudamiento del sector
público, relegando a un segundo plano la cuestión financiera y otros factores
colindantes. También comenta el autor que existen dos culturas políticas: la
que quiere menos intervención del Estado en el ámbito privado del individuo y,
por el contrario, aquélla a la que le interesa más la justicia social.
Podemos
hablar de libertad y seguridad, o también del carácter conservador y
progresista, según se vea, aunque creo que la realidad de la cultura política
es más compleja que esta simplificación.
También
se comentan en el libro temas de relevancia, como la necesidad de repartir el trabajo, de adaptar los horarios a las nuevas
condiciones de vida, etc. Algunos estudios revelan un aumento del altruismo social, así como que somos
más conscientes de que cooperando se consiguen más cosas y de que, gracias a
Internet y a las redes sociales, estamos más conectados los unos a los otros.
¿Por qué el optimismo suele primar frente al
pesimismo?
Porque, según el autor, “los ciudadanos se van percatando de que (…) el
pesimismo no responde a la realidad, ha sido la constatación innegable de que
el futuro no depende de los recursos mal distribuidos, sino de su capacidad para profundizar en el
conocimiento de las cosas. Porque lo que
trasciende el presente es nuestro conocimiento, y no la disponibilidad de recursos”
(pág. 79).
Si
fuéramos mayoritariamente pesimistas, ¿habría gente con ansias de inventar,
innovar o, incluso, luchar por algo mejor? La esperanza es optimista, porque si
no, caeríamos en una especie de malestar generalizado que nos podría conducir
hacia el abismo. El progreso del conocimiento y el trabajo en equipo son dos
grandes áreas dependientes que han permitido y permiten el progreso humano.
Lo importarte
es interactuar con los demás. El mundo egoísta circunscrito a uno mismo es un mito;
necesitamos relacionarnos y cooperar con otros seres humanos.
En
cuanto a la educación, Punset es muy crítico con el sistema actual. Considera
que el sistema educativo que tenemos es del pasado y que las nuevas competencias
imprescindibles que deberían tener los jóvenes son: “el don y la práctica de la creatividad, en primer lugar, la capacidad
de concentración después y, el aprendizaje asociativo, luego” (pág. 93).
Lo que
en la época de la revolución industrial parecía importante -incluida la forma
en la que se medía el coeficiente intelectual- ya no lo es tanto. Educarnos en
las emociones y en las nuevas competencias en un mundo digitalizado parecen ser
la nueva norma (pág. 137).
Algo
que he leído en este libro, que me ha parecido muy útil, es la afirmación
contundente de que lo peor es pararse: “la
victoria conduce al inmovilismo y ni permite la interacción necesaria para que
la innovación se produzca” (pág. 139). La felicidad es la ausencia de miedo;
el miedo estanca y, como hemos visto, lo que importa es seguir caminando. Es
difícil, porque la gente no quiere cambiar, es contrario a la comodidad.
Gestionar los cambios, evolucionar, educarnos en las emociones y darnos cuenta
de que cooperando se consigue mucho, son consejos que no debemos olvidar.
Además, con la revolución de Internet y las redes sociales parece que se abre
un nuevo tiempo en lo que a conectividad social se refiere (pág. 198).
Por lo
demás, no os perdáis este libro de Punset, puesto que está lleno de entrevistas
y de datos que os harán reflexionar. Que disfrutéis de la lectura.
Ficha
técnica del libro:
Título: Viaje al optimismo.
Las claves del futuro.
Autor: Eduardo Punset
Editorial: Destino (edición de bolsillo)
Número de páginas: 299
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