martes, 23 de julio de 2013

Analizando el libro de Eduardo Punset "Viaje al optimismo"


Llevaba tiempo con ganas de sumergirme de nuevo en algún  libro escrito por el divulgador científico y presentador del interesante programa de televisión “Redes” Eduardo Punset.  El libro seleccionado ha sido Viaje al optimismo. Viene bien leer algo positivo en estos aciagos tiempos que vivimos.

En esta obra Punset defiende  una idea clara: “el pasado fue siempre peor, y no hay duda de que el futuro será mejor”. Está  claro que si miramos hacia atrás, podemos ver cómo ha aumentado la esperanza de vida y cómo los avances científicos y tecnológicos han incrementado  las posibilidades de mejorar nuestra calidad de vida. A pesar de los desastres que hemos ido viviendo (y vivimos) en nuestra historia como especie humana, desde las guerras hasta el hambre, el progreso continuo es un axioma que el autor se ha encargado de argumentar  a lo largo de todo el libro.

La importancia de las emociones -algo que nuestro concepto sobre la superioridad de la razón no nos permitía ver- se coloca como el primer reto no sólo de nuestro comportamiento, sino incluso de los sistemas educativos. La inteligencia emocional  y la intuición, según muchos estudios, son tan importantes como otras cualidades intelectuales.

En el capítulo 2, Punset se adentra en el tema de la crisis económica y la cultura política. Este capítulo me parece el más flojo, puesto que, primero, culpa de la crisis al endeudamiento del sector público, relegando a un segundo plano la cuestión financiera y otros factores colindantes. También comenta el autor que existen dos culturas políticas: la que quiere menos intervención del Estado en el ámbito privado del individuo y, por el contrario, aquélla a la que le interesa más la justicia social. 

Podemos hablar de libertad y seguridad, o también del carácter conservador y progresista, según se vea, aunque creo que la realidad de la cultura política es más compleja que esta simplificación.
También se comentan en el libro temas de relevancia, como la necesidad de repartir el trabajo, de adaptar los horarios a las nuevas condiciones de vida, etc. Algunos estudios revelan  un aumento del altruismo social, así como que somos más conscientes de que cooperando se consiguen más cosas y de que, gracias a Internet y a las redes sociales, estamos más conectados los unos a los otros.
¿Por qué el optimismo suele primar frente al pesimismo? Porque, según el autor, “los ciudadanos se van percatando de que (…) el pesimismo no responde a la realidad, ha sido la constatación innegable de que el futuro no depende de los recursos mal distribuidos, sino de  su capacidad para profundizar en el conocimiento de las cosas. Porque lo que trasciende el presente es nuestro conocimiento, y no la disponibilidad de recursos” (pág. 79).

Si fuéramos mayoritariamente pesimistas, ¿habría gente con ansias de inventar, innovar o, incluso, luchar por algo mejor? La esperanza es optimista, porque si no, caeríamos en una especie de malestar generalizado que nos podría conducir hacia el abismo. El progreso del conocimiento y el trabajo en equipo son dos grandes áreas dependientes que han permitido y permiten el progreso humano.

Lo importarte es interactuar con los demás. El mundo egoísta circunscrito a uno mismo es un mito; necesitamos relacionarnos y cooperar con otros seres humanos.
En cuanto a la educación, Punset es muy crítico con el sistema actual. Considera que el sistema educativo  que tenemos  es del pasado y que las nuevas competencias imprescindibles que deberían tener los jóvenes son: “el don y la práctica de la creatividad, en primer lugar, la capacidad de concentración después y, el aprendizaje asociativo, luego” (pág. 93).

Lo que en la época de la revolución industrial parecía importante -incluida la forma en la que se medía el coeficiente intelectual- ya no lo es tanto. Educarnos en las emociones y en las nuevas competencias en un mundo digitalizado parecen ser la nueva norma (pág. 137).

Algo que he leído en este libro, que me ha parecido muy útil, es la afirmación contundente de que lo peor es pararse: “la victoria conduce al inmovilismo y ni permite la interacción necesaria para que la innovación se produzca” (pág. 139). La felicidad es la ausencia de miedo; el miedo estanca y, como hemos visto, lo que importa es seguir caminando. Es difícil, porque la gente no quiere cambiar, es contrario a la comodidad. Gestionar los cambios, evolucionar, educarnos en las emociones y darnos cuenta de que cooperando se consigue mucho, son consejos que no debemos olvidar. Además, con la revolución de Internet y las redes sociales parece que se abre un nuevo tiempo en lo que a conectividad social se refiere (pág. 198).

Por lo demás, no os perdáis este libro de Punset, puesto que está lleno de entrevistas y de datos que os harán reflexionar. Que disfrutéis de la lectura.
Ficha técnica del libro:

Título: Viaje al optimismo. Las claves del futuro.
Autor: Eduardo Punset
Editorial: Destino (edición de bolsillo)
Número de páginas: 299

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