A las nuevas cifras sobre el desempleo publicadas por el Instituto Nacional de Empleo, hay que añadir un dato interesante: el número de contratos a tiempo parcial crece considerablemente. Nos situamos en 2,75 millones de personas, un 16,4% de todos los ocupados, que están bajo esta figura contractual. Desde que arrancó la crisis, el número de contratos a tiempo parcial no ha parado de crecer, mientras, por el contrario, el número de contratos indefinidos y a jornada completa cae estrepitosamente.
El trabajo a tiempo parcial puede dar lugar a distintas
interpretaciones. Por un lado, al
reducirse el número de horas de trabajo, se considera una forma de conciliar vida
personal y laboral. Por otro lado,
en un abanico muy amplio de casos, los contratos a tiempo parcial reflejan una
precariedad laboral importante. Contratos por horas sueltas que no terminan de
cuajar en algo estable o contratos en
los que se paga por un número de horas pero en los que trabajador termina
echando horas extras -aprobadas con la nueva reforma laboral para los contratos
a tiempo parcial, porque antes estaban prohibidas-, reconocidas o no reconocidas, pagadas o no pagadas. España
es un país de echar horas, no nos olvidemos, y si la jornada reducida implica
reducción de sueldo, no es difícil encontrar a gente con jornadas de 25 horas
semanales trabajando 40.
Si nos comparamos con
Europa, estamos por debajo de países como Alemania y Holanda, que tienen un 25%
y un 50%, respectivamente, de población ocupada bajo este tipo de contratación.
La media de la Unión Europea está en el 19,2% y en la Eurozona es del 21,1%.
Debido a la crisis y a la dificultad de las empresas, los
contratos reducidos, tanto en horas como en sueldo, se expanden. Controlar el
número de horas extras para evitar el fraude puede ser una forma de que no se
caiga en la picaresca y se cobren sueldos míseros por jornadas maratonianas. Pero
esto no quita que no sea mala idea tener en cuenta contratos a media jornada, al ser una forma interesante de conciliar, como
decía antes, vida personal y laboral, siempre y cuando sea elección del
trabajador optar por ella. El INE establece en un 61% el número de trabajadores
que reconocen que trabajan a jornada reducida porque no han encontrado otra
cosa, por lo que me inclino a pensar que predomina más la precariedad laboral
que la conciliación.
Como se ha establecido en muchos foros, no hacen falta
minijobs en España; si el sueldo mínimo es de unos 700 euros para una jornada
completa, echad cuentas si se reducen tanto el número de horas como el salario.
Para conocer más sobre este tipo de contratación, pinchad en
el siguiente enlace:
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