La
teoría comúnmente aceptada define una recesión económica como dos trimestres
consecutivos de crecimiento económico negativo. Según esto, nosotros llevamos
varios años de recesión, lo que se convierte en una crisis o depresión
económica de enorme magnitud.
Los
foros de pensamiento económico han estado haciendo predicciones sobre cuándo
dejaremos la crisis y “retornaremos” a la senda del crecimiento. Yo lo veo
difícil, por varios motivos:
- Un paro del 27% se traduce en mucha gente sin empleo. Reducir eso exigiría un esfuerzo por parte de las administraciones públicas que, con la obsesión por el déficit, veo complicado que se haga. Si lo que prima es el pago de la deuda, sujeta a movimientos especulativos de los mercados, es difícil articular políticas que estimulen la demanda agregada.
- Según leo en la prensa, continúa la escasez de crédito para las PYMES. Además, Alemania y otros países fuertes de Europa empiezan también a notar la crisis. Las exportaciones del país germano se están reduciendo, y es que la crisis de los países periféricos también afecta al centro.
- No está muy claro que tengamos una banca saneada; de hecho, ya lo dicen desde instancias europeas, no tienen ni idea de cómo está la banca de la Unión , a pesar de los miles de millones inyectados. La resaca de la burbuja inmobiliaria no se va y, si el Banco Central Europeo sigue primando el control de la inflación por encima del objetivo del empleo, la recesión puede continuar. No digo que la inflación sea la solución, pero parece que la austeridad tampoco.
Ya he
comentado muchas veces, retomando la línea argumental de economistas críticos
con la Troika, que nuestras PYMES -que representan la mayor parte del tejido
empresarial español- dependen, en su mayoría, del consumo interno. Por lo
tanto, exportar estará bien, pero no parece que a medio plazo este sector vaya
a crear tres millones de puestos de trabajo. Otro elemento que me hace gracia
es que se dice que nuestra balanza con el exterior muestra superávit:
exportamos más que importamos. Las exportaciones pueden crecer, sí, pero lo que
está claro es que han bajado las importaciones. Si consumimos menos de todo,
también lo haremos de productos que vienen del exterior de España, por ejemplo,
coches alemanes.
La
discusión sobre si nuestro modelo productivo tiene que fomentar actividades de
bajo valor añadido y excesiva temporalidad, como el turismo y el ocio, en
contraposición a industrias más sólidas, es un debate eterno que no pone a todo
el mundo de acuerdo. Todavía se siguen haciendo promociones para construir
pisos, fomentando proyectos como Eurovegas, mientras que, por ejemplo, el
Centro de Investigaciones Científicas está al borde del colapso por falta de
presupuesto.
La economía
internacional es algo muy complicado, por lo menos, para mí, que soy de letras.
El capital necesita cada vez menos factor trabajo para reproducirse. Hoy los
millones de euros se invierten en deuda pública, no en crear empresas y puestos
de trabajo. Como dice Eduardo Punset en su libro “Viaje al optimismo” (que
reseñaré en breve), el reto es repartir el trabajo, a la vez que debemos
centrarnos no tanto en decir si los recursos son limitados, sino en promocionar
el desarrollo del conocimiento y la investigación. La historia de la humanidad
es la historia de la inventiva y la tecnología, lo que ha permitido modificar y
mejorar las condiciones materiales de muchos y ha aumentado la esperanza de
vida hasta límites nunca antes conocidos. Salir de la crisis exige
innovación, además de otras medidas,
claro está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario