Os dejo mi nuevo artículo en Noticias de Almería. Esta semana ha tocado reflexionar sobre la guerra de cifras que sufrimos todos los días, sobre todo desde que empezó la crisis.
Para ser las matemáticas una asignatura que se resiste a
tanta gente -como siempre ha sido mi caso-, vivimos en un ambiente inundado por
cifras. Si quieren ponernos contentos, no nos recitan poesía ni nos cantan una
canción, nos hablan de cifras. Para ponernos tristes, más números, y así hasta
el infinito.
Quizás tenían razón los pitagóricos, allá por la antigua
Grecia, y el mundo sólo esté regido por números. Pero resulta que los números
son interpretables y nos dicen muchas cosas. Habrán escuchado hablar ustedes
esta semana de la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre de 2013.
Un optimista, un tanto forzado, verá que el paro desciende en 225.200 personas
como dato positivo; un pesimista, por el contrario, dirá que estos datos son
estacionales y que 5.977.500 personas son muchos parados. Hablamos nada más y
nada menos que del 26,6% de la población activa. ¿Ser realista es inclinarse
más por lo primero o por lo segundo? Cuánto esconden las cifras.
Siguiendo con la Encuesta de Población Activa, resulta que
el número de familias que tienen a todos sus miembros activos en paro es de
1.821.100. Dicho así, de pronto, sólo vemos números, pero si se conocen casos
de cerca, estas cifras dicen mucho más. Multipliquen ustedes el número de
dramas y obtendrán una ecuación que les pondrá los pelos de punta.
Mientras tanto, la población activa en España -la suma de
parados y ocupados- se ha reducido este trimestre en 76.100 personas. Esto
puede deberse a varios factores: emigración, retorno de inmigrantes a sus países
de origen, abandono de la búsqueda de empleo o jubilación de activos.
Cuando
todo son cifras, el ajuste de la población activa se vuelve algo natural,
independientemente de la gente que se vea afectada. En el papel, podemos
aconsejar a la gente que emigre, que se forme, que viaje o que monte una
empresa, porque, como sólo vemos números, creemos que todo es tan fácil como
sumar con una calculadora.
A pesar de que la época estival ha reducido las tasas de
paro en España, seguimos, sobre todo en Andalucía, teniendo cifras
escandalosas. Estudiando exhaustivamente la prensa especializada, leo que se
dice que hemos tocado fondo. Que si el PIB crecerá el año que viene, que si
patatín, que si patatán, lo llevo leyendo desde hace unos años. Pero son
análisis que, con los números en la mano, con las cifras, quizás puedan dar esa
imagen. Si somos optimistas, como decía, nos dirán una cosa; si somos
pesimistas, nos dirán otra. Complejos gráficos por delante y trucos de
econometría pueden servir para defender lo que se quiera, pero es posible que
nos ahoguemos en un mar de cifras y no nos enteremos de cuándo vamos a salir de
la crisis.
Dejando por un momento la EPA, esta semana se ha confirmado
algo que muchos sospechábamos: el Estado admite que, de los 52.000 millones de
euros que se han inyectado a la banca, 36.000 se han perdido. La banca, ese
gran agujero negro que absorbe recursos. Más cifras. ¿Cómo interpretamos esto?
¿Son pocos millones o es para meter en la cárcel a unos cuantos? Nadie en su
sano juicio podría ver bien tirar miles de millones de dinero público cuando,
por ejemplo y sin caer en ninguna demagogia, tenemos a los banqueros mejor
pagados de Europa. Pero los sueldos también son cifras, y los recortes y el
paro. Como diría alguien de letras, cifras con rostro humano.
(@Hecjer)
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